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Un millar de personas comparten con Bodegas Familiares de Rioja la añada 2017

La cosecha, una de las más difíciles de la historia, deja vinos de elevada calidad tras superar una intensa helada y una fuerte sequía. Las bodegas presentaron algunas de las primeras elaboraciones de vinos de pueblo y ‘avances’ de futuros vinos de viñedo singular.

Casi un millar de personas probaron de primera mano los vinos de la última añada 2017 de Rioja. Veintitrés Bodegas Familiares de Rioja presentaron los resultados de una de las vendimias más complicadas de la historia reciente de la denominación tras superar una intensa helada, que afectó de forma importante a la producción, y una persistente sequía. En este sentido, la helada de San Prudencio partió prácticamente por la mitad la denominación de origen, de forma que las familias tuvieron que afrontar dos vendimias muy diferentes. En unos casos, tranquila aunque condicionada por la sequía, y en otros, con intenso trabajo de recuperación de los viñedos y diferentes maduraciones: “La helada fue muy intensa, durante mucho tiempo, y nos pilló con la brotación muy adelantada”, recuerda Isabel Fernández, de Bodegas Abeica, en Ábalos.
Lo localidad de la Sonsierra apenas llegó a un 60% de producción y todavía está sufriendo las consecuencias: «En nuestra comarca -insiste Isabel Fernández-, nos acordaremos de esta helada durante generaciones; sólo el trabajo de campo se ha multiplicado por tres y todavía no sabemos cómo reacciona el viñedo este año, aunque queremos ser optimistas tras este invierno húmedo». «Nuestro mayor problema son las podas, retrasadas porque estamos haciendo auténticas cirugías, y no de estética sino de traumatología, para intentar recuperar los viñedos».
Mucho más tranquila transcurrió la cosecha en las zonas no afectadas por la helada. David Bastida, director técnico de Bodegas Ortega Ezquerro, explica que «las precipitaciones, de lluvia y nieve, han corregido mucho la situación del viñedo para esta nueva campaña que tenemos por delante y, respecto a la pasada, en nuestra comarca tuvimos una vendimia muy tranquila, con muy buenas maduraciones y únicamente algo mermada por la sequía». Respecto a la valoración de los vinos del 2017, David Bastida señala que “quizá con un poco más de grado por la sequía, pero las familias con viñedo propio, tenemos vinos de muy alta calidad”. En cuanto a la Sonsierra: «poca cosecha, pero muy apta para el envejecimiento», apostilla Isabel Fernández.
La calificación oficial de la añada la hará en las próximas semanas el Consejo Regulador con la analítica de muestras del conjunto de la Denominación, pero cientos de personas conocieron de primera manos los vinos con una distribución de las bodegas por siete comarcas geográficas naturales, que van más allá de la tradicional subdivisión entre Rioja Alta, Rioja Baja y Rioja Alavesa. En la jornada pudieron probarse algunos de los primeros Riojas ya etiquetados como de municipio y avances de futuros vinos de viñedo singular, pero especialmente vinos de Rioja de procedencias diversas. Sumilleres de Burgos, Vitoria e incluso Barcelona se acercaron a conocer las primicias, así como estudiantes, de Enología e Ingeniería de la Universidad de La Rioja (UR), Universidad Popular de La Rioja y un grupo de Erasmus, entre ellos varios de China, junto con los incondicionales aficionados locales.

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