La Indicación Geográfica Protegida Miel de Galicia encara la segunda mitad del año con un aumento de las altas en el registro de explotaciones, y con un ascenso en el número de nuevos apicultores que apuestan por esta actividad como un modo de vida sostenible. El creciente número de inscritos, así como el número de colmenas y miel certificada, continúan situando el Consejo Regulador a la cabeza de las denominaciones de calidad de miel del territorio español. Las cifras avalan la importancia capital de la apicultura dentro del sector ganadero y agrícola de la comunidad gallega.
El Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida Miel de Galicia, con Esther Ordóñez Dios a la cabeza, está de enhorabuena. Las cifras avalan el éxito del principal organismo encargado de controlar, amparar y certificar la Miel de Galicia. Y es que tan dulce IGP recorre 2016 con un incremento de las altas en el registro de explotaciones con respecto a años anteriores, así como un ascenso en el número de nuevos apicultores que apuestan por la apicultura como un modo de vida sustentable tanto a nivel profesional, como complemento de la renta.
Si nos fijamos en los datos, el número de apicultores inscritos continúa in crescendo, superando el doble con respecto a años anteriores en estas fechas. A lo que tendríamos que sumarle las nuevas solicitudes de altas que se prevén hasta finales de año—datos que reafirman la disposición de los apicultores a profesionalizarse—. Con respecto a las colmenas, en este 2016 Miel de Galicia sumó 2.777 colmenas, quintuplicando el número con respecto a estas fechas del año anterior, cifra que continúa en ascenso. Por si esto supiese a poco, el Consejo Regulador certificaba un 30% de miel más que en el cierre de 2015, porcentaje que ya cuenta superar en este año. Estos datos continúan situándolo a la cabeza de las denominaciones de origen de calidad de miel del territorio español —tanto en número de inscritos, como de colmenas y miel certificada—, abriendo nuevos mercados cara EE.UU, Inglaterra y China.
En lo que se refiere a la cosecha, aún es difícil dar cifras exactas antes de la retirada de miel de las colmenas, debido a la extraña climatología que se dio esta temporada. A consecuencia de las inclemencias del tiempo, el Consejo Regulador afirma que la cosecha en la costa se verá afectada, mientras que en el interior se espera se salve gracias a la zarza y el castaño.
Con unas cifras de producción tan buenas, la apicultura gallega continúa mostrando su importancia dentro del sector agrícola de la comunidad. Cabe recordar que esta actividad está presente en la cultura gallega desde hace siglos, pero en su mayoría no era considerada una actividad profesional, sino un complemento de las explotaciones típicas gallegas. Ya en los últimos años la apicultura moderna constituye una posibilidad de negocio sostenible real, especialmente para los más jóvenes.