Es un placer poder dirigirme a los lectores y a las lectoras de ORIGEN a través de este especial ejemplar de celebración: el número 100. Una publicación a la que doy mi más sincera enhorabuena por defender la materia prima de calidad vinculada a la tierra y, por tanto, por poner en valor el trabajo de las personas que se dedican a la noble tarea de proporcionar alimentos a la sociedad.
Hoy, más que nunca, es necesario volver a despertar el interés del público por el sabor rural.
Un sabor y un saber rural que es necesario reivindicar para darle la importancia que se merecen los alimentos. Iniciativas como esta revista no solo ayudan a difundir esas joyas agroalimentarias que forman parte de la cultura, historia y riqueza gastronómica, ligada al mundo rural, sino que contribuyen a dar a conocer el gran trabajo de los hombres y las mujeres del campo que, no hay que olvidarlo, son los primeros defensores de la tierra, del campo y de su entorno.
Profesionales que a diario trabajan desde las 900.000 explotaciones que hay en España y que son el primer eslabón de una cadena que ha contribuido a que el sector agroalimentario se haya convertido en un importante motor de crecimiento económico y de trabajo.
El sector agroalimentario, que aporta aproximadamente un 10 % del Producto Interior Bruto (PIB), es un sector de futuro, y es así, porque tiene un importante capital humano, asentado en el medio rural, dedicado a unas producciones que se encuentran enraizadas en los pueblos, que forman parte de nuestra idiosincrasia como sociedad y que conforman la esencia gastronómica española tan reconocida y reconocible también en el exterior.
España es la octava potencia mundial agroalimentaria, con unas exportaciones que superan los 50.000 millones de euros, porque es un referente en la producción de alimentos de calidad, diversos, sabrosos, singulares…
Las menciones de calidad juegan un papel importante en la protección de productos agroalimentarios y sus formas de elaboración, pero además son un elemento clave en las políticas de desarrollo y sostenibilidad de los tejidos rurales.
La venta de alimentos acogidos a alguna de las casi 350 figuras de calidad diferenciada españolas registradas en la Unión Europea ascendió en 2017 a 6.758 millones de euros, cifra un 2 % superior a la del año anterior.
España ha sido uno de los primeros países europeos en articular la protección jurídica de los alimentos. Sin duda el vino –aquí se encuentra la mayor superficie de viñedo de Europa, con algo más de 950.000 hectáreas- ha sido el primer sector en el que se empezaron a desarrollar estas menciones a través de las Denominaciones de Origen.
De hecho, las primeras Denominaciones registradas en España datan de los años 30. La política de fomento de los productos de calidad vinculados a un origen geográfico surgió en 1932, a través de la publicación del Estatuto del Vino que se elevó a rango de ley en mayo de 1933. Fue, precisamente, con esta norma cuando se definió en España el concepto de Denominación de Origen de un vino y, a la sazón, se reconocieron las 28 primeras zonas de producción vitivinícolas.
Hoy en día, España cuenta con 348 figuras de calidad diferenciada reconocidas, 369 si sumamos las 21 que actualmente se encuentran en proceso de tramitación en la UE, y es, de facto, el tercer país comunitario en número de Denominaciones de Origen Protegidas e Indicaciones Geográficas Protegidas, por detrás de Francia e Italia.
Vinos, aceites de oliva, frutas y hortalizas, productos cárnicos, pescados y moluscos… son solo algunos de los alimentos amparados que nos sitúan también a la vanguardia culinaria, de la mano de excelentes profesionales de la cocina que ejercen de embajadores de lo mejor de esta tierra.
Desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación se trabaja por visibilizar la importancia de esta gran variedad de productos agroalimentarios y, en este contexto, se enmarca Alimentos de España. Esta marca es un elemento estratégico para poner en valor tanto al sector productivo como al transformador.
Este año, y en el marco del 40 Aniversario de la Constitución, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en el que se diseña la política alimentaria de España, se ha abierto también a otros ámbitos como la moda o la gastronomía.
El objetivo es reflexionar con creadores de moda, cocineros o gastrónomos sobre cómo ha cambiado la alimentación en estas cuatro décadas, establecer sinergias entre la alimentación y estos sectores de éxito para promocionar la imagen Alimentos de España y posicionar al sector agrario, ganadero, pesquero y también al menos conocido forestal (setas, piñones o frutos del bosque) como un referente en la producción de alimentos de calidad, variados y seguros.
Volver a conectar al consumidor final con los profesionales que están al principio de la cadena agroalimentaria es una línea de trabajo del MAPA. La variedad de sabores y de experiencias de los alimentos españoles, cuya producción conforman paisajes agroganaderos singulares, conforman una oferta atractiva para sintonizar con el nuevo consumidor y para, en definitiva, recuperar y valorizar el saber y el sabor rural.