La taberna La Naya (Santa Engracia, 26) abre en Madrid para traer lo mejor de la gastronomía y la tradición vinícola del Levante español. Desde esta zona de la península, donde se unen todos los sabores del mar Mediterráneo y las montañas cercanas a la costa, llega la mejor propuesta a Madrid. Así, la cultura culinaria y vinícola de Alicante, Castellón, Valencia, Murcia y Albacete, que va mucho más allá de los arroces, puede degustarse ahora en una barra gastronómica y taberna en pleno barrio de Chamberí. En la imagen, los salazones y el Fondillón, dos de las grandes referencias de La Naya.
La Naya ofrece sabores y experiencias muy poco conocidas en Madrid y está consiguiendo atraer también al público a su siempre activa barra gastronómica, en la mejor tradición levantina.
Las nayas son las terrazas cubiertas donde se pasifican las uvas Monastrell para poder elaborar el vino Fondillón, característico de la zona de Alicante. Aire fresco, sensación de tradición y aromas que invitan a sentarse a comer. Así La Naya presenta toda una tradición de sabores y productos rica en calidad y variedad y reconocida por grandes chefs.
Así, la carta de La Naya, es variada y sencilla, incluyendo delicias con materia prima de primera calidad como los salazones, las gambas rojas de Denia, arroces de mar y montaña, verduras de la huerta murciana, quesos (Manchego, pero también Espadón y Tronchón) y hasta helados típicos de la zona (turrón, mantecado y leche merengada) para acompañar a la mítica coca de mollitas. La tradición vinícola de la región también toma gran importancia en la carta y ha sido parte del germen de este proyecto. La Naya no solo ofrece Fondillón, sino una magnífica carta de vinos donde predominan las referencias de las denominaciones de origen de la zona que actualmente están triunfando por los excelentes vinos que sacan al mercado y que se pueden degustar por copas.
La barra gastronómica, con capacidad para comer hasta 17 personas a “barra vestida”, da la bienvenida al restaurante que nos traslada a las tradicionales casas de pescadores a través de una discreta y cuidada decoración de azulejos y un espacio lleno de luz natural.