No se puede hablar del X Congreso Mundial del Jamón si las principales figuras de calidad diferenciada españolas no están presentes. Las Denominaciones de Origen Protegidas (DOP), la Indicación Geográfica Protegida (IGP) y la Especialidad Tradicional Garantizada (ETG) que existen en España juegan un papel fundamental en el mantenimiento de los más altos estándares de calidad en los jamones producidos bajo estos sellos y también tienen su hueco.
En la actualidad y según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de 2018, en España hay unas 190 industrias bajo la figura de las DOP e IGP que producen más de 650.000 piezas, lo que representa un valor de más de 110 millones de euros. En cuanto a la ETG Jamón Serrano, hay aproximadamente 180 empresas, que producen 18,5 millones de piezas que tienen un valor de 996 millones de euros.
Por ello, y debido a su gran importancia, el segundo día del congreso, que se celebrará en IFEMA los días 17, 18 y 19 de septiembre en el marco de la feria líder del sector cárnico Meat Attraction, se cerrará con una mesa sobre el presente y futuro del jamón bajo las figuras de calidad diferenciada.
Esta mesa estará compuesta por Ricardo Mosteo, representante de DOP Teruel; Guillermo García-Palacios, representante DOP Jabugo; Antonio Jesús Torralbo, representante DOP Los Pedroches; Luis Segura, representante IGP Serón; Elena Diéguez, representante DOP Dehesa de Extremadura; y Ana Fernández-Llamazares, representante de DOP Guijuelo.
Igual que en el vino y en otros productos agrícolas y alimenticios, en el jamón existen figuras de protección que se aplican a aquellos productos ligados a un territorio. Además de ayudar a fijar población en el medio rural, lo cual contribuye a luchar contra la despoblación, garantizan en su elaboración la aplicación de los estándares de calidad del jamón establecidos en la legislación comunitaria. La calidad diferenciada y el origen de sus productos amparados están verificados conforme a sus respectivos Pliegos de Condiciones, siendo pioneros en la aplicación de la trazabilidad e identificación de sus jamones y paletas mediante precintos específicos numerados e inviolables en diferentes colores.
En definitiva, todas estas figuras de protección amparan un tipo de producto cuya calidad diferenciada se debe al origen y muestran una relación causa-efecto entre las características específicas del producto y el medio geográfico de su zona de producción. Además, estimulan la diversificación de la producción, ayudan al consumidor a consolidar el carácter específico del producto y protegen el nombre de los mismos contra su imitación.