La pizza del restaurante madrileño Luna Rossa (Luna, semiesquina San Bernardo, 24) ha conquistado a reyes, presidentes y famosos de todo el país. Felipe y Letizia, antes de casarse y Pedro Sánchez sigue teniendo un tuit en el que asegura que es “cojonuda”–, pero la cocina de este establecimiento esconde muchos más secretos. Uno de los mejor guardados es la pizza frita, un plato tradicional napolitano que solo se trabaja por encargo, pues su elaboración es casi imposible de llevar a cabo si el restaurante está completo –algo que suele ocurrir–y no se prevé de antemano.
La pizza frita es prácticamente desconocida fuera de Italia, pero se trata de un plato muy popular en Nápoles que, cuentan, se empezó a preparar los lunes, el día que cerraban los hornos: la gente no quería dejar de comer ni un solo día pizza y la freían en casa con aceites de semillas, que son los que se utilizan por tradición.
Aunque en Nápoles se pueden encontrar muchas versiones de pizza frita, la más tradicional es la que se prepara en Luna Rossa, de queso ricotta, pimienta negra, tomate, albaca y ciccioli (un embutido italiano que se prepara comprimiendo, secando y curando trozos de grasa de cerdo).
Con la innovación como lema, Luna Rossa, va a dar un salto lógico a la vez que ingenioso, dentro de la cultura italiana que corre por sus venas, cocinando por primera vez la pizza frita napolitana con un auténtico zumo natural de aceituna, siendo éste, la humilde aportación conjunta entre la firma cordobesa Almazaras de la Subbética y Anna Carla Zuccini, propietaria de Luna Rossa al mundo de la pizza y en concreto a la pizza napolitana, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Para llevar a cabo este I+D (Pizza frita y Aove) cuentan con ALMAoliva, aceite de oliva Virgen Extra de Almazaras de la Subbética (empresa integrada en la DOP Priego de Córdoba), referencia de calidad dentro del parque natural de las Sierras Subbéticas, que además de ser considerada mejor almazara del mundo en los ranking internacionales, quiere volver a hacer el guiño de hermanamiento de culturas, que unidas por el aceite circulaba por las calzadas romanas entre la Subbética Cordobesa y las principales ciudades del Imperio Romano.
Procedente del ensamblaje de aceitunas de las variedades Picuda, Picual y Hojiblanca, el aceite ALMAoliva es un zumo de tonos dorado verdoso, diseñado especialmente para frituras, dejando su esencia y realzando el sabor de la pizza que es el verdadero protagonista. De ese modo, todas las propiedades organolépticas y saludables de uno de los mejores AOVE permanecen intactas y quedan fijadas en la pizza.
El resultado, una espectacular pizza frita esponjosa, perfectamente cocinada, sin exceso de grasa y con todo el sabor a sus ingredientes originales. Digestiva y deliciosa.