Icono tradicional y con merecida cátedra en la picaresca clásica española, la sota es provocadora: siempre con una copa en la mano. ¿Vacía o llena? Imposible saber, pues es parte del juego. Esta figura, que es un 10 –en todos los sentidos- seguirá sonriendo con la ambigüedad de la Monalisa mientras nosotros descubrimos nuevas jugadas, que algunas parecen cantadas, otros faroles y, de repente, vuelven estrategias clásicas para ganar las partidas de hoy. Parece blanco y lo es, pero es mucho más que blanco. En la imagen, el Albillo de Arrayán 2018.
Texto: Javier Fernández Piera
Albillo de Arrayán 2018
Bodegas Arrayán
D.O.P. Cebreros
100% Albillo Real
“Que la suerte de la fea, la guapa la desea”. La morena en la que todos se fijan, la uva sexy de moda, la carnosa, la sensual Garnacha. Y a su lado la Albillo Real ¿albi qué? Pues eso, una reina de la noche que ha pasado desapercibida, pero que empieza a tener casi más followers que ninguna y, además, convencidos y frikis de los que saben lo que dicen, lo que beben y a lo que juegan. Poco llamativa, poco vigorosa, pero dorada y muy jugosa. En este vino, además proviene de suelo viejo y de viña vieja, por eso da aromas muy complejos. Su cosecha manual, pisado en depósitos pequeños para mejor calidad y, tras la fermentación, una crianza de 8 meses en grandes tinajas de barro de 700 litros. Como un spa de lujo para esta uva que había pasado desapercibida y ahora nos tiene locos. Un baño de historia con pétalos de flores, cáscaras de cítricos, hierbas… Una magnífica sorpresa, y un inteligente proyecto de vino con sabor largo, sensación untuosa, sabores de fruta fresca y madura que consiguen una experiencia realmente excitante.
Fresquito
Bodegas Pérez Barquero
DOP Montilla-Moriles
100% Pedro Ximénez
“Ande yo caliente, y ríase la gente”. Cordobés, culto, refinado, muy interesante, simpático y genio. Y, sobre todo, seguro de sí mismo y de sus ideales. Derrochando personalidad. Así es un cordobés como Góngora o como este vino. Y la capacidad de salirse de la ruta marcada. Como un emprendedor de hoy en día que quiere innovar, y para ello, aunque vaya en patinete eléctrico, se basa en todo el acervo cultural y experiencia del pasado. Pérez Barquero hace vinos tradicionales, al uso, pero con este vino no deja indiferente. La o “el” Pedro Ximénez, en este caso, no es tumbado al solecito a torrarse. Se le mantiene “a la fresca”. Se fermentan los mostros de yema de la Sierra de Montilla y, tras la fermentación, el vino se reposa en tinajas tradicionales, donde el velo de flor lo cubre como un manto para hibernar hasta la primavera. Solo los mejores resultados, con complejidad interesante, con aromas florales, frutales y de hierbas, pero con sabores de frutos secos y acidez, se seleccionan para embotellar. Cordobés brillante, elegante, fino, intenso, con cuerpo y muchas historias, frescas.
Cuvée Especial 2016
Bodegas José Pariente
DOP Rueda
100% Verdejo
“El pariente, como Dios te le diere”, y aun así nos cuesta aceptarlos… Queremos que nuestra gente cambie, que los mayores entiendan que ahora se va a otro ritmo, que estar en la onda ya pasó y que ahora hay que estar en las redes. De los menores queremos que dejen de adolecer y se pongan las pilas, y de los iguales, que no sean tan iguales. Y lo que no nos gusta es hacer el ejercicio de cambiar nosotros mismos. A no ser que, de repente, encuentras joyas como esta. Entonces quieres que nada cambie. El viñedo es viejo, casi cien años, pero el tratamiento es actual, en conversión a ecológico. La elaboración es muy tradicional, con selección en viñedo, pero el paso por bodega, aunque sea en tinaja de cemento de arcilla, responde a un estudio de las nuevas posibilidades de la verdejo. El vino queda más protegido y las crianzas pueden alargarse sin riesgos. Y el resultado es un nuevo vino que reluce como un recién nacido a pesar de su edad. Y viene con fuerza mineral, afrutada y sedosa. Uno de esos cuñaos que todos deseamos tener. Que nos alegre y nos entretenga en serio.
No son blancos cualesquiera, son a la antigua, pero hoy. Son expresión del terruño por la cultura de criar en tinajas, en las de toda la vida y en nuevas, pero recuperando una tradición. Unos recuperan uvas, otros tradiciones y algunos hasta recuperan la inversión. Pero lo que mueve a estos héroes es la pasión por las cosas bien hechas, sin prisa, con cuidado y mimo. La tinaja es esa madre de brazos en asa que regaña y protege, que alecciona y que mima. Toda una madre para estos jóvenes vinos. Moderación y buena compañía. En la mesa mejor, y si aguantan en la mesa de juego ¡mejor aún! Sólo una advertencia, hay muy pocas botellas de cada uno, y la sota ya ha llenado su copa…