Pionera en su apuesta por el I+D+I para lograr la diferenciación de sus vinos, Terras Gauda ha dado un paso más en su estrategia de investigación priorizando la sostenibilidad medioambiental en los nuevos proyectos que ha emprendido. Uno de ellos ha dado ya sus frutos. Se trata de Vitalver, cuyos resultados permiten alcanzar la máxima sostenibilidad del viñedo mediante la valorización de un subproducto de la vinificación, el bagazo, que retorna a la viña como un biofertilizante y bioplaguicida de alta calidad. Es un proyecto de economía circular aplicado a la viña, que se ha abordado desde el respeto a la biodiversidad del entorno vitivinícola favoreciendo, además, minimizar el coste de gestión. En la imagen, el viñedo de Caiño Blanco donde se han realizado algunas de las investigaciones.
Más de tres años de estudio y ensayos han permitido concluir que la conversión del bagazo en vermicompost mediante un proceso de vermiconversión con lombrices de tierra tiene un impacto positivo en el suelo, en el estado fisiológico de la vid y, a nivel organoléptico y analítico, en el vino. Adegas Moure también ha participado en el proyecto, cofinanciado por el CDTI con fondos FEDER de la Unión Europea a través del Programa Operativo Plurirregional de Crecimiento Inteligente 2014-2020. Dos equipos de investigación de las universidades de Vigo y Santiago, liderados por los Catedráticos Dr. Jorge Domínguez y Dra. Marta Lores, respectivamente, han colaborado en la parte científica del proyecto.
Terras Gauda seleccionó 6,5 hectáreas de viñedo en dos entornos con características edafoclimáticas diferenciadas, a las que se incorporó en el último año una parcela de Caíño Blanco en desarrollo que se había replantado recientemente. Una vez comprobado que la utilización de vermicompost de bagazo de uva mejora la estructura del suelo y favorece la presencia de microorganismos beneficiosos para la salud de la planta, se amplió el alcance para conocer su efecto como bioestimulante y generador de defensas naturales. Asimismo, se ha realizado una comparativa de los efectos del uso del vermicompost frente a otros abonos cuyo uso está muy extendido. Las conclusiones obtenidas son:
1.- Suelo: Para que la planta asimile nutrientes y obtener un buen estado sanitario de las vides es clave conocer la respiración basal, que mide la actividad microbiana del suelo, y ha sido netamente superior en las cepas donde se ha empleado el vermicompost frente a las cepas testigo. Por otra parte, la relación carbono/nitrógeno ha resultado sensiblemente inferior, lo que indica que este suelo constituye una mejor fuente de nutrientes de liberación lenta para las plantas.
2.- Planta: El contenido en clorofila, estrechamente relacionado con las condiciones nutricionales de la planta, es muy superior en las que se han abonado con vermicompost. En cuanto al estado sanitario, se ha observado una mayor protección frente a patógenos y reducción de infecciones después de su aplicación en forma líquida a las hojas, ramas y frutos. Y en lo que respecta al peso de las uvas por cepa, partiendo de valores bajos con respecto a la D.O. por conducir la viña en espaldera, se ha incrementado en casi un 20% en 2017, un 14% en 2018 y un 14,5% en 2019 frente a la parcela testigo donde se utilizaron enmiendas y abonos por riego.
3.- Vino: Durante las tres campañas se realizó la vinificación por separado de la uva de cepas abonadas con vermicompost frente a la obtenida de cepas testigo. En el vino experimental, el ácido málico ha sido netamente más bajo, lo que lo suaviza y hace más amable; y el pH ha sido inferior, lo que indica mayor estabilidad en el vino. Finalmente, en la cata a ciegas de las tres cosechas, ha destacado siempre el vino experimental, tanto por sus aromas como por su equilibrio gustativo, untuosidad y longitud.
“El vermicompost tiene un claro impacto positivo en el estado fisiológico de la planta y en la producción de la uva, lo que demuestra su capacidad bioestimulante en el crecimiento, desarrollo y buen estado sanitario de la vid, así como una mejora en la calidad del vino. Facilita un correcto ciclo de nutrientes en la zona, los devuelve al suelo de una manera gradual estabilizando los componentes químicos sustraídos en cada cosecha. Esto lo convierte en un importante biofertilizante y nos permite seguir una viticultura netamente sostenible” explica Emilio Rodríguez Canas, director enológico de Terras Gauda.
La bodega, que está en pleno proceso de internacionalizar sus líneas de investigación, se vuelca en nuevos proyectos que priorizan la sostenibilidad del viñedo y en desarrollar una vitivinicultura responsable y respetuosa con el entorno.