Entidades públicas como el IVIA colaboran activamente con agricultores y cooperativas privadas dedicadas al cultivo de esta fruta para alargar el periodo de recogida, evitar la aparición de plagas, optimizar procesos y preservar el medio ambiente. En la imagen, campo de kakis en la localidad levantina de l´Alcudia.
Protección contra las plagas, programas de mejora post-cosecha y alargar en el tiempo la campaña de recogida. Estos son los tres principales retos a los que se enfrenta el Instituto de Investigaciones Agrarias (IVIA) en sus estudios sobre el kaki Persimon, una colaboración público-privada que se inició coincidiendo con el nacimiento de la Denominación de Origen Ribera del Xúquer, en 1998. Estos trabajos están siendo fundamentales en el auge de esta fruta de otoño. De comercializar 20.000 toneladas hace una década, a las 220.000 de la última campaña y las previsiones indican que en el año 2020 se superarán las 650.000 si se consigue “estirar el otoño más de cuatro meses”, según indican fuentes del consejo regulador.
«Uno de los primeros trabajos fue la mejora del material vegetal, conseguir que estuviera libre de virus y hacer una selección», recuerda Enrique Moltó, director del IVIA, institución que acaba de recibir el galardón anual que concede la Denominación de Origen Ribera del Xúquer. Pero si en algo han hecho especial hincapié los investigadores en todos estos años ha sido en el estudio y análisis de las plagas y las enfermedades que han ido afectando al kaki persimon. «Trabajamos con los agricultores en el sentido de cómo luchar contra ellas y también en cómo limitar el impacto sobre el medio ambiente. Estamos trabajando en la introducción de enemigos naturales para hacer tratamientos mucho más respetuosos con el medio ambiente», subraya Moltó.
Conservación de la fruta y eliminación de la astringencia
Dado el auge que está viviendo esta fruta, los investigadores del IVIA han puesto el foco en el desarrollo de los sistemas de conservación del kaki y de la eliminación de la astringencia, dos factores que consideran «fundamentales» para el crecimiento. «Empezamos trabajando con la maduración del kaki para que tuviera ese sabor dulce tan característico y seguimos haciéndolo en este sentido en la optimización de métodos que pretendemos que sean menos agresivos y que permitan conservar y alargar la calidad del kaki a lo largo del tiempo».
Más allá del apoyo a los agricultores, el IVIA también ha elaborado estudios sobre el valor nutricional del kaki persimon, un elemento clave a la hora de promocionar la fruta y darla a conocer en mercados donde aún sigue siendo una gran desconocida. En junio del pasado año llegaron a publicar un libro que lleva por título ‘El cultivo del caqui’, una completa guía para todas aquellas personas que desarrollan su actividad en el ámbito de su producción y comercialización.
El hecho de trabajar codo con codo la investigación y la producción, es decir, el IVIA y la DO Ribera del Xúquer, hace que la transferencia del conocimiento sea inmediata, un método de trabajo que mantienen desde hace años y que, a juicio de Enrique Moltó, resulta clave para conseguir los objetivos que se persiguen.
De hecho, España ya se ha situado como el cuarto mayor productor de esta fruta, sólo por detrás de China, Corea y Japón, y es el país con mayor cuota exportadora, superior al 80 por ciento.
Los próximos retos que se fijan y en los que están multiplicando esfuerzos en el estudio hacen relación a la diversificación varietal por si en algún momento se hiciera necesario para poder alargar la campaña del kaki cuya recogida concluirá a finales del próximo mes de enero.