El Hotel Don Fadrique, de Alba de Tormes (Salamanca), regentado por los hermanos Nicolás y Manuel Sánchez Monje, ha reabierto sus puertas con nuevas propuestas, nuevas instalaciones y nueva carta. La principal novedad es la inauguración del restaurante Sabor de la Memoria. En la imagen, limón serrano en versión carne asada de ibérico, una de las recetas que proponen los hermanos salmantinos.
Sentir el calor de una brasa, sentir el frescor de un huerto o simplemente el sabor puro de un huevo de gallina en libertad… En esta búsqueda del producto y su natural transformación nace este nuevo espacio gastronómico Sabor de la Memoria, integrado en las instalaciones del Hotel Familiar Don Fadrique, de 14 habitaciones. En el nuevo restaurante, los cocineros pueden ser observados mientras cocinan los productos más top, solamente con la ayuda de la leña y el carbón de encina.
Otra de las novedades que introducen es la figura del panadero. Hacen pan a diario con una masa madre confeccionada a partir de las levaduras que existen en su propio ambiente a partir de los microorganismos que habitan en la casa. Comparten ese pan con los clientes que además pueden llevarse la pieza que más le haya gustado.
“Lo que buscamos en conmover la memoria por una razón concreta, puede ser desde algo tan sencillo como servir en una cazuela de barro hasta aspectos más complejos de los sabores” dice Nicolás Sánchez Monje, el chef. “Atraer sensaciones y recuerdos a través de productos y elaboraciones tradicionales, actualizando ligeramente las recetas de nuestras madres y abuelas para llevarnos a los sabores de antes”. De este menú, destaca el bacalao de huerto, una de las muchas recetas en las que los monjes carmelitanos preparaban este alimento, la única proteína que consumían.
El menú «Don Fadrique Instinto» es el más extenso, llamado así por el instinto por lo que se guían ambos cocineros a la hora de diseñar y elaborar sus platos. También es el menú que incluye más técnica, es el más vanguardista: “Nos dejamos llevar un poco más por lo que nos gusta, por nuestra intuición de cocineros, por la libertad creativa.”, señala Nicolás.
Don Fadrique y los hermanos Sánchez Monje
Desde su inauguración en 1999, el restaurante Don Fadrique, situado en la histórica localidad salmantina de Alba de Tormes, es una referencia para los amantes de la buena gastronomía. Es aquí donde los hermanos Sánchez Monje desarrollan su particular cocina, tan reflexiva como imaginativa, fruto de la creatividad y de una acreditada experiencia culinaria puestas siempre al servicio de los excelentes productos de la tierra. De la tierra y de las aguas del Tormes, un río de tradición pesquera, del que proceden las truchas, bogas y tencas imprescindibles en la carta de Don Fadrique.
Sabor y memoria de la familia Sánchez Monje
Cocineros con un alto nivel de creatividad y un gran dominio de la técnica, los hermanos Sánchez Monje sintieron desde muy jóvenes su vocación hostelera, por lo que pronto decidieron iniciarse en el campo de la restauración para dedicarse a ella en cuerpo y alma.
Nicolás, el mayor, se formó en la Escuela de Hostelería Fonda Veracruz de Salamanca y en el IFE de Madrid. Ha trabajado en prestigiosos establecimientos de España y Francia como son el Hotel AC Santo Mauro, el restaurante Zalacaín, el Hotel Ritz, la vinoteca El Sumiller, el hotel Plaza Athénée de París y la escuela de hostelería Saint Michel Mont Mercure, donde ha ejercido como profesor en prácticas y aprendido sus interesantes métodos de enseñanza. Debido a su carácter creativo, Nicolás se encarga del diseño y ejecución de los platos, y es también el sumiller de Don Fadrique. Manuel, por su parte, se ha formado con diferentes chefs de la categoría de Joan Piqué en Mas de Torrent, José Escat y Andoni Luis Aduriz en Mugaritz. Con un perfil más técnico, el más joven de los hermanos es quien gestiona la empresa familiar.
También los padres, Nicolás Sánchez Sánchez y Ángela Monje González, figuras clave en la vocación y formación de sus hijos, son también pilares fundamentales en la historia de Don Fadrique. De Nicolás partió la visionaria iniciativa de crear un restaurante con vistas a Alba de Tormes, origen del actual. Él cuida de la huerta y del ganado, ovejas y gallinas, imprescindibles para contar siempre con un producto de primera calidad. Ángela, con su tesón y apoyo incondicional, es el alma del proyecto. Fue ella, con su mano para los guisos, quien enseñó a sus hijos los platos tradicionales que ellos versionan ahora y quien les inculcó el sabor de la memoria.