A pesar de las limitaciones horarias relacionadas con la pandemia, Amparito Roca (Juan Bravo, 12) reaparece otra temporada con la misma fuerza con la que surgió en Madrid hace ya más de tres años. Bajo la dirección de Jesús Velasco, el restaurante con nombre de pasodoble atrapa diariamente con una propuesta gastronómica rica y honesta que ha conseguido posicionarse como referente en Madrid.
Bajo la dirección de Jesús Velasco y de la mano de Eugenio Collado en la cocina, Amparito Roca vuelve a posicionarse, una temporada más, como referente de calidad y buen hacer en la capital. Una propuesta sumamente respetuosa con el producto, visualmente muy atractiva, basada en la cocina clásica que ofrece originales creaciones con los mejores ingredientes de mercado.
Origen en Guadalajara
El origen de este concepto lo encontramos hace 25 años en Guadalajara, ciudad de origen de Velasco donde regentaba su primer restaurante. Tras su indudable éxito cosechado esos años, decide trasladarlo a Madrid en 2016, «con la humildad de un novillero que debuta en Las Ventas», eligiendo una localización inmejorable: el número 12 de la calle Juan Bravo, delante de la embajada de Italia. Desde entonces, el éxito ha sido imparable. Listas de espera y largas colas para degustar las delicias de este mesón con aire renovado.
Debido a lo acontecido los pasados meses, su terraza, bautizada como Dom Perillán, ha aumentado significativamente su capacidad. Ubicada en el bulevar de la misma calle Juan Bravo a la altura del restaurante, resulta perfecta para disfrutar de todo el sabor al aire libre.
En su magnífico salón, cada uno de los manteles de hilo que viste la sala, ve desfilar coloridos platos que guardan la memoria de una cocina honesta y rica. Carnes,
pescados, guisos y verduras. Materias primas tratadas con mimo y esmero que dan lugar a creaciones únicas como su ya famosa Menestra de alcachofas con verduritas frescas y hongos (en la imagen), el original Salpicón de Bogavante con ensaladilla de buey de Mar, la delicada merluza rustida o sus callos de siempre, que pronto se han convertido en un imprescindible gastronómico en la ciudad.
Con un progresivo y constante afinamiento tanto de su cocina como de su servicio, Amparito Roca continúa posicionándose como un referente en la capital. Excelencia, rotundidad y vocación por lo auténtico a ritmo de pasodoble manchego.