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Maison Krug presenta la primera caja de cata vertical de Krug Rosé

Con cada nueva Édition de Krug Rosé, Maison Krug honra el sueño de la quinta generación de la familia Krug: concebir un Champagne que no existía, un Champagne rosado y poder recrearlo cada año. Krug Rosé exterioriza una amplia gama de vinos de parcelas con caracteres frutales de todo tipo, y notas especiadas con una admirable amplitud y profundidad. Un tango perfecto con platos salados, Krug Rosé se atreve a sustituir un buen vino tinto en la mesa con brío. Un reposo de unos siete años en las bodegas de Krug le da a este Rosé una expresión y finura únicas.

La historia completa de cada Édition está disponible en línea usando el Krug iD, un número de seis dígitos que se encuentra en la parte posterior de la etiqueta.
“Cada Édition de Krug Rosé es una mezcla única y expresiva de vinos de diferentes parcelas y años, que juntos revelan contraste, textura, estructura y sabores gracias a los cuales este champagne acompaña magníficamente a una amplia variedad de cocinas”, señala Julie Cavil, Chef de Cave Maison Krug.

Una historia de seis generaciones
A mediados de 1970, Henri Krug, quinta generación de la familia Krug, sucedió a su padre proclamándose la cabeza de la Maison. Rémi, su hermano menor, estaba a cargo del marketing, desarrollo de negocio y comunicación. Mientras viajaba para reunirse con Krug Lovers de todo el mundo, a menudo se cuestionaba: «¿Por qué Krug no crea un Champagne rosado? La creación de un Champagne rosado, sería algo realmente diferente».
Esto sembró la semilla de una idea que se hizo realidad un cálido día de verano durante la cosecha de 1976, cuando finalmente Henri y su hermano decidieron crear un Champagne rosado. “Nuestro champagne rosado debía ser muy elegante y distinguido, muy Krug. Lo que era importante por encima de todo era seleccionar bien los vinos teniendo en cuenta la nariz y al paladar; el color sería consecuencia de estos” señala Rémi Krug, quinta generación familiar.
Tras varias meticulosas sesiones de degustación, surgió la primera mezcla del que sería el primer Krug Rosé el cual sería presentado al mundo seis años después, en 1983. “Cuando miro hacia atrás y veo al fundador de la Maison, Joseph Krug, un visionario inconformista que fue más allá de todos los límites conocidos sobre la creación del champagne para realizar su sueño, pienso que mi hermano y yo fuimos impulsados por el mismo deseo de hacer algo extraordinario y crear un Champagne rosado que fuese diferente a cualquier otro.”, añade Rémi.

Prioridad a la artesanía

Con el fin de crear Champagnes únicos y excepcionales, Joseph Krug fue inequívoco con respecto a la artesanía. En su cuaderno, destacó que «no es posible hacer un buen vino sin buenos elementos.» A día de hoy, la Maison mantiene su punto de vista inflexible respecto a esta visión.
Una de las piedras angulares de la artesanía Krug es el concepto de individualidad o el arte de convertir la cosecha de cada parcela en un vino diferente y después seguir su carácter individual a través del tiempo, antes de tomar cualquier decisión de mezcla.
“Para recrear el sueño de la quinta generación de la familia Krug de hacer un Champagne inesperadamente rosado, atrevido y elegante, comenzamos identificando las diferentes parcelas y vinos de los años actuales y anteriores, para que juntos transmitan todos los tipos posibles de expresión frutal. Esta composición comprende un Pinot Noir tinto, tradicionalmente macerado, que añade especias, color y estructura. Año tras año, la creación es única pero la filosofía sigue siendo la misma: sólo considerando una parcela como un vino único, podemos crear una mezcla que exprese las frutas, la distinción, la sutileza y las especias tan características de Krug Rosé”, indica Julie Cavil.

Alianza con el tiempo
Como en todos los Champagnes Krug, el tiempo es un aliado del Krug Rosé, que logra su expresión y elegancia después de un reposo de aproximadamente 7 años en bodegas. Krug Rosé es un Champagne Prestige, como todos los Champagnes creados en Maison Krug. Como tal, su característica común es ganar con el paso del tiempo.
El número de Édition se puede utilizar para seguirlo. Este número identifica una creación específica de Krug Rosé y corresponde al número de veces que se ha recreado el sueño de la quinta generación de la familia Krug.

La esencia de Krug Rosé Verticale I
– Krug Rosé 21ème Édition está compuesto alrededor de la cosecha de 2008 y es un coupage de 57 vinos de 6 años diferentes, de los cuales el más joven es de 2008, mientras que el más añejo, data de 2002.
– Krug Rosé 22ème Édition está compuso alrededor de la cosecha de 2010 y es una mezcla de 22 vinos de 5 años diferentes, de los cuales el más joven es de 2010, mientras que el más añejo se remonta a 2005
– Krug Rosé 23ème Édition está compuesto alrededor de la cosecha de 2011 y es una mezcla de 60 vinos de 10 años diferentes, de los cuales el más joven es de 2011, mientras que el más añejo, data de 2000.
“Una de las primeras y más importantes lecciones que aprendes en Krug es la paciencia. En Maison, el tiempo es nuestra fortaleza: detrás de los años de cada botella pasa en la bodega, hay innumerables visitas a los viñedos, largas discusiones con nuestros cultivadores y una meticulosa toma de decisiones en la sala de degustación. En cada etapa de la creación de un Champagne Krug, el tiempo contribuye de una forma inestimable”, indica Julie Cavil

A la altura de su reputación
Krug siempre ha estado a la altura de su reputación como la primera y aún única Maison de Champagne en crear, cada año, Champagnes únicamente de prestigio desde su fundación.
La Maison se estableció en Reims en 1843 por Joseph Krug, un visionario inconformista con una filosofía inflexible. Habiendo entendido que la verdadera esencia del Champagne es el placer en sí mismo, su sueño fue crear cada año el mejor Champagne que se pudiera ofrecer independientemente de las condiciones climáticas. Prestando mucha atención al carácter del viñedo, respetando la individualidad de cada parcela y su vino y construyendo una extensa biblioteca de vinos de reserva de distintos años, es lo que permitió a Joseph Krug cumplir su sueño.
Con un enfoque muy original sobre el proceso de creación del Champagne, decidió ir más allá de la noción de vintage para crear la expresión más espléndida del Champagne cada año. En consecuencia, fundó una casa en la que todos los Champagnes responden al mismo nivel de distinción.
Seis generaciones de la familia Krug han perpetuado este sueño, enriqueciendo la visión y el “savoir-faire” de su fundador.
“Durante siglos, mi familia ha estado desafiando lo convencional, por eso, hoy este espíritu inconformista vive en todo lo que hacemos.” indica Olivier Krug, Director de Maison Krug y sexta generación familiar.

 

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