Patrick de la Cueva, empresario y apasionado de la gastronomía, lanza su marca propia de delicatessen, basada en una materia prima de la máxima calidad que se trata con mimo y respeto. Cada producto De la Cueva es el resultado de un minucioso proceso de búsqueda y selección que valora su excelencia, su origen y los valores de quienes lo hacen posible. La firma llega al mercado con el primer producto del que será un completo y selecto catálogo: filetes de anchoa de Santoña en aceite de oliva.
El empresario y gastrónomo Patrick de la Cueva cuenta con una larguísima trayectoria como directivo de la firma alicantina Verdú Cantó Saffron Spain, especializada en la comercialización de azafrán y especias prémium. Ahora, se ha embarcado en una nueva aventura: su marca personal de productos gourmet, De la Cueva, un sello que nace de su apuesta por lo genuino y lo excelente. El catálogo –enfocado a conservas y no perecederos– será variado, siempre enfocado hacia la sencillez y la tradición.
Pasión por el producto, la gente y los lugares
La filosofía principal de la marca radica en ofrecer una cuidada gama de alimentos del mejor origen posible y con la mejor calidad del mercado. «Auténticos tesoros gastronómicos», en palabras de Patrick, «que no solo tienen un valor nutricional, sino que proporcionan un inmenso placer a los sentidos y al espíritu». Él mismo interviene en todas las etapas de selección (catas, pruebas, etc.), un largo proceso que implica un estudio exhaustivo por su parte, hasta que se asegura de que el producto es realmente excepcional dentro de su categoría. Su criterio, avalado por más de 20 años de experiencia en el sector, tiene en cuenta la calidad del producto, pero tan importante como este último es el proyecto que hay detrás y la gente que con su esfuerzo lo hace posible. «En esta nueva etapa de mi vida, las relaciones humanas y la confianza son fundamentales. Valoro mucho el entorno geográfico, histórico y cultural de cada producto», afirma.
Anchoas de Santoña
La primera referencia en salir al mercado son sus filetes de anchoa en aceite de oliva, procedentes del Cantábrico y adquiridas en la lonja de Santoña. En esta población pesquera santanderina comenzó la búsqueda, entre los más de 40 productores artesanales existentes, de unas anchoas de tamaño grande y textura firme, con un punto de sal equilibrado, retrogusto agradable y perfecto desespinado.
Las anchoas De la Cueva provienen de boquerones Engraulis encrasicolus capturados en la costa cántabra entre abril y junio, periodo en el que las anchoas acuden a desovar y presentan una carne de características idóneas para su conserva en salazón. El tratamiento posterior se cuida al máximo: el punto de maduración –un proceso que convierte al bocarte en anchoa–, el laborioso sobado y recorte –limpieza a mano de todas las anchoas, una a una–, el desalado y escurrido y el fileteado y la limpieza, que se confían a expertas manos femeninas que al mismo tiempo van clasificando y envasando las anchoas en función de su tamaño.
Las anchoas De la Cueva, envasadas en aceite de oliva suave, se presentan en una lata de 10 filetes (14,50 €), con un packaging de estilo clásico desarrollado por la agencia de diseño Getting Better, artífice de la imagen de marca de todo el proyecto. Es posible adquirirlas a través de la página web www.delacueva.com, con envíos a toda España (excepto Canarias) y a la Unión Europea.