La asociación Alcachofa de España apunta que las personas que consumen flavonoides, constituyente de esta verdura, tienen hasta un 18% menos de mortalidad y riesgo cardiovascular.
La asociación Alcachofa de España, en colaboración con el Instituto de Biotecnología Vegetal de la Universidad Politécnica de Cartagena (IBV-UPCT), confirma que el consumo de alcachofas reduce el nivel de colesterol y combate la hiperlipidemia (demasiadas grasas en sangre) gracias a los flavonoides, uno de los constituyentes clave de esta verdura.
“Los flavonoides son un tipo de compuestos fenólicos que protegen las arterias contra el oxi-LDL, removiendo el colesterol de la circulación y mejorando el balance de grasas de nuestro organismo”, explica la doctora Perla Gómez, que ha trabajado en el estudio de las alcachofas en el IBV-UPCT durante los últimos diez años.
Además, se ha probado que los principales flavonoides de las alcachofas, quercetina y rutina, presentan propiedades antiagregantes, es decir, disminuyen la probabilidad de formación de coágulos. Así, las personas que consumen flavonoides tienen hasta un 18% menos de mortalidad y riesgo cardiovascular.
Por otra parte, la doctora Gómez también señala que los compuestos fenólicos presentes en las alcachofas son sustancias fuertemente antioxidantes, de manera que “ayudan a combatir los daños producidos por radicales libres, lo cual permite retrasar y prevenir la aparición de enfermedades degenerativas”.
El momento de la alcachofa fresca: ¿cómo prepararla?
Enero es uno de los meses idóneos para consumir esta verdura en fresco. Desde Alcachofa de España recomiendan comprarla con las brácteas bien cerradas. Para su consumo, hay que limpiarlas cortando el tallo y la punta superior, así como quitar las brácteas externas verdes y duras hasta llegar al corazón, que tiene un color más amarillo. Deben ser sumergidas inmediatamente en agua con zumo de limón para evitar que se oxiden (que se pongan negras). También se aconseja cocinarlas lo antes posible.