Espasa ofrece una edición “enriquecida” de «Hoy caviar, mañana sardinas» (336 páginas, 19,90 euros) una novela que, desde su publicación en 2008, se ha convertido en una de las lecturas favoritas de cualquiera que presuma de gusto por la vida, inteligencia, hedonismo, sentido del humor… y, sobre todo, sentido práctico.
Esas cualidades se encarnan en la protagonista, esposa del embajador de Uruguay, matriarca del clan Posadas y una auténtica fuerza de la naturaleza, a la altura de personajes tan formidables como la madre de los Durrell (los de Corfú): una mujer a la que no se pone nada por delante, a la que los autores recuerdan y celebran entre la admiración (por su inagotable capacidad para salvar todo tipo de apuros) y el terror (por su aún más inagotable capacidad para meterse en líos de lo más variopinto).
De Uruguay a Madrid, de Madrid a Moscú y de Moscú a Londres, entre cócteles, almuerzos y recepciones, y con un elenco de personajes entre los que se
encuentran la reina Isabel II, Breznev o Nixon, esta es una lectura para disfrutar en todos los sentidos.
Gastronomía y literatura
Un maridaje perfecto de gastronomía y literatura -muy evidentes pasiones de ambos autores-, salpicado desde la primera hasta la última página de anécdotas y
curiosidades de toda índole narradas con tal acierto que no se puede sino comprender por qué esta obra se ha convertido en todo un long seller que promete
continuar deleitando el paladar de los lectores que vuelvan o se acerquen por primera vez a ella. Y un emocionante viaje al pasado para quienes disfrutan de volver la vista atrás y recordar con una nostálgica sonrisa cómo era la vida, los modos y costumbres en los sesenta, setenta u ochenta.
«Cuando lo escribimos -dicen Carmen y Gervasio-, no pudimos imaginar que tantas personas se sentirían identificadas con las locas peripecias de esta familia de nómadas que somos los Posadas. Desde entonces, sin embargo, hemos descubierto que el mundo está lleno de nómadas. De personas que nacen en un lugar, estudian en otro y más tarde vuelven a cambiar de país, de ambiente, de amigos. También está lleno de gente, como nuestra madre, para las que la
hospitalidad es una virtud, casi una religión, y a las que les encanta recibir, a ser posible sin que se les desequilibre demasiado el presupuesto del mes».
Ni un libro histórico ni unas memorias ni un recetario
Hoy caviar, mañana sardinas no es un libro histórico, ni unas memorias, ni un recetario, ni todo lo contrario. Esta obra nos propone un fascinante viaje por el
Madrid del tardofranquismo, el Moscú de Brézhnev y el Londres de Lady Di de la mano de unos diplomáticos uruguayos, la familia Posadas. También es un suculento recorrido por cócteles, comidas, cenas y recepciones donde la madre de los autores tiene que recurrir a todo tipo de triquiñuelas para suplir la falta de recursos y conseguir sorprender a los invitados más exigentes con un presupuesto mínimo. En su versión francesa, la novela ha merecido el premio Eugenie Brazier, que reconoce a los mejores libros de cocina escritos por una mujer o cuyo tema es la cocina de la mujer.
La fórmula que ha hecho de «Hoy caviar, mañana sardinas» todo un clásico contemporáneo a pesar de su juventud se basa en la excelente combinación de recuerdos de los autores -testigos directos en este exquisito anecdotario- y la suerte de anotaciones de su madre que inspiran su narrativa. Ella es la mujer del embajador, figura sobre la que recae la presión del éxito o el fracaso de todos los encuentros que aquí se narran, en los que la comida juega un papel fundamental en la imagen de la misión diplomática en el extranjero de un país pequeño como Uruguay
Aventuras y desventuras de la familia Posadas
La cocina es el hilo conductor de este libro que rescata esas recetas culinarias tradicionales que corren peligro de quedar relegadas por las nuevas tendencias. Dirigido a los que aprecian los sabores de siempre y disfrutan del buen comer, «a quienes saben, por ejemplo, que donde estén unos buenos huevos fritos con puntillas elaborados según la vieja receta del restorán Zuazo de los años cincuenta, que aquí recogemos, que se quiten todas las esferificaciones, deconstrucciones y demás zarandajas», señalan los autores.
El resultado es una peculiar bitácora, entretenida y amena, escrita en un tono fino y elegante que consigue que el lector se enganche a un libro que reúne una combinación poco frecuente que, sin embargo, en este caso, funciona a las mil maravillas: gastronomía, sinceridad, humor y un sofisticado toque de glamour.
«Si hemos decidido añadir un par de capítulos con nuevas recetas y recomendaciones económicas, ha sido en homenaje a nuestros padres que ya no están con
nosotros. A él porque, aunque su mayor proeza culinaria fue hacer un día su versión sui géneris del welsh rarebit en una tostadora, era el primer y más entusiasta
catador de todas las delicias «made in Posadas». Y a ella porque nunca dejó de buscar nuevas recetas, nuevos sabores y, sobre todo, de disfrutar con ellos».