Kepa Sagastizábal, de probada trayectoria en el mundo del vino, se incorporó en 2019 como director técnico a Bodegas Marco Real (emblema de la familia Belasco, propietaria del poderoso Grupo La Navarra, con su amplio portfolio no solo de vinos sino también de espirituosos y otras bebidas) en la Denominación de Origen Navarra, para asumir nuevos y emocionantes retos.
Texto: Luis Ramírez. Fotos: Marco Real y Origen
Entre ellos el de reivindicar los viñedos propios situados en la Sonsierra Navarra, en pleno Camino de Santiago, también lla
mado el Somontano de Viana-Los Arcos, continuación de la Sierra de Cantabria riojana, para elaborar vinos que aporten la poderosa personalidad del terruño. Al fin y al cabo, la búsqueda de nuevos horizontes vinícolas ha estado desde siempre en el ADN del grupo.
Una orografía suavemente montañosa
Pero vayamos al escenario. Nos lo define Kepa, desde el viñedo de Espesuras, con su orografía suavemente montañosa, una de estas fincas tan singulares, en plena zona de transición atlántico-mediterránea, de gran aptitud para el cultivo de la vid y que ofrece, además, una diversidad de suelos. “Estamos en el quicio de la puerta- nos cuenta-. Si hace viento, es donde más corre el aire, una ventilación estupenda que permite que la vid se desarrolle mejor, pues evita que haya humedad en la hoja y endurece el hollejo, como nos gusta a los enólogos. Con una pluviometría razonable, por encima de los 500 litros en los años húmedos, tenemos medio centenar de hectáreas repartidas en cuatro fincas muy distintas entre sí, a una altitud que oscila entre los 518 metros de Espesuras y los 460 de Valdeherreros”.
En los cuatro escenarios: Espesuras, La Pared, Las Leras y Valdeherreros, despunta un verdadero jardín de varieda
des: Chardonnay y Moscatel entre las blancas, en Las Leras; Merlot (22 hectáreas), Tempranillo (9 hectáreas), Syrah (6,5), Graciano (5) y Cabernet Sauvignon (3) repartidas entre todas en función de los diferentes suelos, orientaciones y altitudes, como explica con detalle Kepa, acreditado hacedor de vinos.
La visita al corazón del viñedo de la Sonsierra Navarra, de donde procede realmente todo en el mundo de la Enología, fue el punto fuerte de una acelerada ruta por el corazón turístico e histórico de la Comunidad Foral que incluyó el recorrido por la bodega de Olite, que dirige Santiago Aloza, con su espléndida Sala de los Aromas, delicioso escenario de iniciación para futuros enólogos, y alojamiento en el cercano y monumental Parador. Como fin de fiesta, comprobamos la versatilidad de los vinos de la Colección Sonsierra de Marco Real junto a la excelente cocina del restaurante Túbal, el gran clásico de Tafalla, donde oficia Nicolás Jiménez, hijo y heredero de la sapiencia culinaria de la gran Atxen Jiménez.
Ambición internacional
Por cierto que la bodega de Olite está en plena fase de renovación no solo de sus instalaciones y su filosofía, siento t
ambién de su propuesta enoturistica de la mano del director de Estrategia y responsable internacional, Ricardo Aguiriano, quien nos recordó que China, Estados Unidos y Centroeuropa son los grandes mercados internacionales de Marco Real, pero que Latinoamérica (es propietaria de Belasco de Baquedano, en la región argentina de Mendoza) se ha convertido en una buena alternativa en los tiempos más duros de la pandemia. El grupo tiene como objetivo hacerse presente en 50 países en el curso de los tres próximos años, en muchos casos bajo la marca Homenaje.
Más allá de la ambici
osa Colección Sonsierra, de pequeñas producciones y resultado de la reivindicación del “terroir”, no olvidemos que, además de en Navarra, Bodegas Marco Real (cuyos orígenes más remotos nos llevan al siglo XVI) elabora vinos en Rioja, Ribera del Duero, Rías Baixas, Rueda, Cava y Txakolí. Con el lema de “Espíritu explorador”, todo un reto para el equipo de enólogos que, bajo la inspiración del director general, José Manuel Plo, discreto y brillante arquitecto de los nuevos rumbos, encabeza Kepa Sagastizabal.
