Nació de un sueño, el de su fundador, Joseph Krug. Él quiso deleitar año a año con lo mejor de la cosecha. Y así lleva esta Maison desde 1843, honrando a esta filosofía. Este 2022 lo celebra con sus dos nuevas ediciones. Y eso incluye un nuevo Champagne rosé.
Por Lara Villanueva
Mediodía soleado en el Madrid de los Austrias. La nobleza del barrio entronca con la burbuja fina de una Maison legendaria. Esto es Krug Behind the Scenes, una inmersión hacia las profundidades de su afamada biblioteca líquida, que comienza con su Krug Grande Cuvée 170 ème Edition, con parte del vino base proveniente de la añada 2014, y una de las nuevas joyas burbujeantes de la casa francesa. Color dorado claro y aromas florales, a frutas secas y cítricos, así como a mazapán y pan de jengibre. “Es nuestro nuevo bebé, proviene de un año que combinó períodos cálidos y secos con temporadas frescas y lluviosas” cuenta Julie Cavil, Chef de Cave de Krug.
Una edición, una creación específica y un embotellado único. Esto son los Grandes Cuvées de la Maison fundada en Reims por Joseph Krug, que no se conformó con hacer vintages o blends, sino que se propuso cada año sacar el máximo brillo a sus burbujas.
Cultivo parcela a parcela
Los contrastes climatológicos permitieron la ansiada frescura propia del Champagne para esta última edición, centrados, como cuentan en Krug, en el cultivo parcela por parcela. “Para esta edición buscamos acentuar los aromas diversos que dio un año como este, con vinos reserva de diferentes parcelas de otros once años. Estamos hablando de 195 vinos de 12 añadas diferentes, el más joven de 2014, el más longevo de 1998”. 51 % Pinot Noir, un 38% de elegante Chardonnay y 11% Pinot Meunier. Luego, siete años de reposo que redondean esta edición única. “Es nuestra expresión más generosa de Champagne”, cuenta Julie.
Y aquí, como en los vinos elaborados para envejecer con elegancia, todo gana con el paso del tiempo. También el arte de cada mezcla en los Krug Grande Cuvée. Diferentes añadas, plenitud única en sabores y aromas que siempre es más difícil de conseguir cuando se trata de los vintage, los champagne de una única añada.
Pero esto es Édition, una creación única y específica de Krug Grande Cuvée, correspondiente al número de años en los que Olivier Krug y equipo siguen recreando el sueño de esta Maison. “Nuestro proyecto está lleno de historias, es algo muy humano, lleno de trabajo, trabajo y trabajo”. Pero también del esfuerzo de los agricultores en cada parcela, de la que procede cada añada que irá a las mezclas de los Édition.
Yendo hacia atrás en el tiempo, a su última incorporación líquida le sigue su Krug Grande Cuvée 169éme Editión, un brut con un 43% de Pinot Noir, 35% de Chardonnay y un 22% de Meunier. “Tiene bastante frescura, tras una cosecha que fue ardua”, cuenta Julie, orgullosa de pertenecer a una Maison, que año a año, elabora champagne con solera.
Las cada vez más cambiantes condiciones climatológicas no son un impedimento para Krug, que en sus ediciones 166 y 164 logró también una reseñable frescura en sus Grande Cuvées. En el primer caso, 140 vinos de 13 cosechas diferentes, cada añada resaltando su expresión. En el segundo, con sabores autolíticos notables en nariz, pero con una frescura en boca deleitable en este presente.
Una cata que continúa hacia atrás
La cata continúa hacia atrás, con Krug Grande Cuvée 163 ème Edition, elaborado en torno a la cosecha 2007 y con la madurez perfecta para ser consumido hoy. “Fue un año con una primavera bastante cálida y un verano lluvioso. Llegamos a parar la cosecha para retomarla después, algo super inusual en Champagne”, explica Julie. Tras la guarda necesaria, todo cristalizó en un largo final donde los toques salinos se funden con la menta, el limón y los ahumados.
Cada mes de junio, tras la vendimia, se embotella una nueva edición de Krug Grande Cuvée, aunque el champagne nacerá más tarde, tras reposar siete años. También ocurre con sus rosés, que este año, cuentan con otro retoño. Es el Krug Rosé 26ème Edition, con un 67% del vino base proveniente de la cosecha 2014, hijo de buenas condiciones climatológicas. “Fue una cosecha generosa y de gran calidad. Este rosé viene de complementar los vinos seleccionados de las parcelas del año con vinos reserva de otros seis”. Veintiséis años, veintiséis ediciones que cuentan con un 44% de Pinot Noir, cuya última añada vino de las parcelas en las zonas de Aÿ y Taissy, que se completan con un 30% de Chardonnay y un 26% de Meunier. Veintiocho vinos de siete años distintos, los más jóvenes de 2014, los más añejos de 2005.
Le sigue, hacia atrás, la edición número 25, con la mitad de la producción en torno a la cosecha de 2013, compuesto por veintiocho vinos diferentes cuyos vinos más viejos en la mezcla se remontan a 2008, y la edición con la que se ha cerrado esta cata disfrutona: la número 20 de su rosado. Cosecha 2007 en casi un 70%, sesenta y seis vinos diferentes, con guiños al año 2002, nada menos, en cuanto a las variedades más longevas en la mezcla.
Cada año, el mejor champagne. Independientemente del clima. Bienvenidos al hedonismo sin límites.