La primavera es la estación del comienzo, del despertar, de la siembra y de desperezarse. Es tiempo de moverse y crecer, pero también de cuidar la salud, sobre todo el hígado. La primavera exige ciertas pautas para disfrutarla sin altibajos: una dieta sin tóxicos y con mucha clorofila, aire libre y emociones ventiladas. Es la “estación del renacer” y la energía se abre y expande en plenitud. Toda brota y evoca vitalidad, nuestra energía se altera y no nos deja indiferentes. Para muchos la primavera llega con dificultad, por ejemplo con astenia.
Lo que comemos y el modo en que lo transformamos influye en los procesos fisiológicos y en nuestro estado de ánimo y energía. La selección y la combinación de alimentos, así como las técnicas elegidas para cocinarlos, influyen en nuestras emociones y hacernos sentir alegres o tristes, preocupados o resolutivos, con miedo o valentía. En estas líneas nos gusta afirmar que “Somos lo que comemos”, popular frase que dejó escrita, a mediados del siglo XIX, el filósofo y antropólogo Ludwig Feuerbach en una de sus obras: Los humanos somos lo que comemos pero desde ORIGEN nos gustaría además destacar también la importancia de cómo lo comemos. ¿Saboreas o tragas?
Definición de astenia primaveral
Nuestra alimentación influye en las neuronas y en nuestras capacidades cognitivas. La falta persistente de alimentos favorece que el volumen de la sustancia gris del cerebro se reduzca y que se originen déficits intelectuales. La neurociencia también ha ahondado en el análisis de mecanismos biológicos tan rutinarios, pero a la vez desconocidos como la astenia. Podemos definirla como una sensación de fatiga y debilidad generalizadas con síntomas muy diversos: alteración del estado general, fatiga intelectual con dificultad de concentración y trastornos de la memoria, del sueño y alteraciones del apetito.
La “fatiga primaveral” tiene que ver con cómo hemos actuado a lo largo del año, en invierno, otoño y verano. También depende de cómo es cada persona, su constitución, entorno geográfico, profesión, alimentación y hábitos.
El desgaste suele acentuarse en verano, porque es época de abundancia, movimiento y actividades extraordinarias en las que se abusa, además, de bebidas frías y comidas crudas. Luego, en otoño, cuando toca desprenderse de los excesos y buscar momentos de reflexión e interiorización, seguimos casi el ritmo de verano. Es cierto que en el clima mediterráneo no se notan tanto los cambios, pero si nos detuviéramos un momento y observáramos cómo los árboles amarillean y luego, día a día, se van quedando desnudos, nos daríamos cuenta del aviso.
Casi no tenemos el tiempo ni la conciencia de levantar la cabeza y mirar hacia el cielo, con lo que olvidamos la inmensidad de la tierra donde habitamos. La primavera llega sin hacerse notar y pagamos las consecuencias del mal uso de nuestro cuerpo y tiempo.
Los males del hígado
El hígado es el órgano de la primavera, su color es el verde y su sabor, el ácido; se relaciona con los tendones y ligamentos, representa el elemento madera, su clima es el viento y su emoción, la ira. Como la madera, tiene tendencia a expandirse y a ascender como un árbol creciente: necesita espacio, y que nada le cierre el paso.
La dietética energética, así como las demás disciplinas terapéuticas orientales, nos hablan de la teoría de los 5 elementos. Aceptan que existe un sistema ancestral de regulación que gobierna nuestra salud física, mental y emocional en relación con el entorno, y en el que la alimentación juega un papel clave.
Tan importante es lo que comemos como la forma de relacionarnos con nuestro entorno.: el estilo de vida que llevamos determina cómo nos sentimos. Las emociones reflejan nuestro clima interno, o sea, el funcionamiento de órganos y vísceras, pero también sucede al revés: el cuerpo físico influye en la regulación de las emociones, a las que a su vez afecta el clima externo.
En primavera, los días se alargan: la luz solar nos despierta temprano y nos hace estar activos hasta más tarde. Si funcionan bien el hígado y la vesícula biliar –órgano y víscera asociados a esta estación y al elemento «madera»–, tendremos buena capacidad de planificación, paciencia y serenidad, claridad mental y flexibilidad.
Si esos órganos están saturados –por un exceso de grasas de mala calidad, proteína animal, refinados y toxinas en general–, es posible que no tengamos las ideas claras y nos sintamos inquietos, irritables e inflexibles. Habrá frustración y, a la larga, surgirá rabia, la emoción que indica un desequilibrio hepatobiliar. Así sucede con las demás emociones en positivo o en negativo, en relación con otros órganos y elementos.
Tiempos de depuración y ayuno
Es el momento idóneo para realizar una dieta depurativa o un ayuno. Hígado y vesícula sufren porque se ven afectados por los excesos con la comida, el estrés, la frustración y las emociones no expresadas. En la sociedad actual, es habitual que estén congestionados, tanto por la cantidad de toxinas que gestionan como por el exceso de tareas e información a que estamos expuestos .Además de la gestión de nuestras emociones y estrés.
¿Qué podemos hacer? Aprovechemos para limpiar y depurar y así ayudar al hígado y la vesícula, para, de paso, dar un buen empuje a nuestros proyectos y sueños de forma asertiva y organizada. Los días más largos nos invitan a renovarnos y a explorar nuevas posibilidades
Y la cocina sana y natural, con una selección adecuada de los alimentos, nos puede ayudar a lograrlo. Los principales alimentos para acompañar nuestro reloj biológico y fortalecer nuestros sistema inmunológico primaveral son el polen, el ginseng, las fresas y fresones, los plátanos, los frutos secos, los espárragos verdes y blancos, los cereales (mejor si son integrales) y otras frutas de temporada.
La naturaleza se despierta en esta época y nuestras emociones también, escuchar nuestro interior y tomar consciencia de nosotros mismos se transforma en una tarea vital. Realizar ejercicio diario sin prisa, mantener el ánimo alegre y armonioso para favorecer la circulación, meditar, mantener una actitud reposada, escuchar música y tomar el sol, caminar, correr, practicar tai-chi. Desde ORIGEN te invitamos a “saborear esta primavera con tus 5 sentidos”.