Castell del Remei constituyó una fundación que lleva su nombre con el objetivo de preservar, mantener y fomentar el patrimonio natural, histórico, artístico, cultural y vitivinícola de la emblemática finca situada en la llanura de Lleida. La bodega más antigua de Cataluña en la elaboración y etiquetado de vinos finos de crianza es consciente del papel de este enclave desde el punto de vista natural y de su importancia capital en la historia del territorio y la necesidad de tomar acciones para proteger la finca, cuyos orígenes acumulan dos milenios de antigüedad. En la imagen, Tomàs Cusiné, propietario de la bodga, y Mireia González Antó, que ejercerá como gerente de la Fundación.
Por este motivo, la nueva entidad se ha marcado el objetivo de proteger la propiedad de Penelles, que se compone de una casa-palacio, la bodega centenaria, el santuario dedicado a la Virgen María de Remei, el restaurante de cocina de la tierra, edificaciones de la antigua colonia agrícola -molino, talleres, báscula…- en un entorno natural de arboledas y lagos donde la biodiversidad es una prioridad.
Una historia de dos milenios
La propiedad llevó el nombre de Choris en la época romana y se ha llamado Cortis o Torre de Cortesa durante la Reconquista. En la Edad Media se conoció como Torre de n’Eral o Del Obispo y, finalmente, Torre del Remei. Fue propiedad del Condado de Urgell del Obispado de Solsona y hasta los 80 del siglo XX estuvo en manos de la familia burguesa catalana de los Girona. Remei tuvo un papel relevante en la construcción y el desarrollo del Canal de Urgell y en el siglo XIX fue la mayor hacienda agrícola de regadío de Catalunya. Entonces contaba ya con avances técnicos creados durante la Revolución Industrial que aún se conservan en la propiedad: molino, destilería, tonelería para barricas de vino y herrería. Hay escritos históricos que, incluso, hablan de Castell del Remei como refugio de bandoleros y brujas.
La finca se encuentra rodeada de viñedos, arboledas y lagos y en sus dominios campan pavos reales y aves de corral de Castell del Remei, además de aves acuáticas, cigüeñas que anidan en la propiedad, lechuzas, cernícalos y murciélagos, importantes insectívoros esenciales para la viña. En sus proximidades se halla también el lago de La Plana, enclave idóneo para los amantes de la ornitología. Los peregrinos que emprendan en llamado Camino Catalán hacia Santiago de Compostela pasarán por aquí en su cuarta etapa, la que une Tárrega con Linyola.
Una fundación para proteger todo el entorno
Las áreas temáticas a las que dedicará su tarea la Fundación Castell del Remei son la biodiversidad, la cultura, la historia, el deporte, el patrimonio y el turismo. Y los ámbitos de actuación para desarrollar las actividades relacionadas con estos temas son el debate, la divulgación, la documentación, el ocio y la solidaridad. La presidenta de la Fundación Castell de Remei es Mireia González Antó, que ha sido la directora de Comunicación del grupo vitivinícola de Tomàs Cusiné durante décadas, y es también quién se hará cargo de la gestión.
“La Fundación Castell de Remei nace como respuesta a la responsabilidad y el privilegio de preservar, mantener y fomentar el patrimonio natural, histórico, artístico, cultural y vitivinícola de esta finca emblemática. Queremos ser dignos herederos de este legado como lo han sido nuestros antecesores, los diferentes propietarios que han dejado su huella en esta finca. Y también, desde ya hace tiempo, tenemos cura de otro tipo de patrimonio heredado, que incluye la vinculación emocional de la gente hacia el Castell de Remei y que defendemos y defenderemos a través de la Fundación porque el Castell de Remei es muy importante en nuestras vidas, tanto desde la vertiente personal como profesional”, ha señalado la presidenta.