Producidas en Lleida y Girona, las manzanas Pink Lady continúan su proceso de recolección, que comenzó en noviembre, tras un largo ciclo de maduración de siete meses, aunque los productores ya han dado a conocer sus estimaciones. Las heladas del mes de abril del año pasado y la climatología adversa del verano ha mermado la producción con una estimación de 5.000 toneladas en Lleida y 7.000 en Girona; el calor ha incrementado notablemente la coloración y dulzor de las manzanas, más intensos que en la cosecha de 2021.
Después de dos meses de recolección, los productores de Lleida y Girona de Pink Lady comienzan a ver los frutos de meses de esfuerzo. Aunque todavía quedan jornadas de trabajo, ya se conocen las características que marcarán esta nueva cosecha. Estos profesionales ya han adelantado que serán manzanas marcadas por un impresionante color rosa —tan característico de esta variedad— y un dulzor fuera de la común en comparación con el ejercicio anterior. Pink Lady es totalmente estacional, ya que viene definida por un largo ciclo de maduración de siete meses, que la convierte en la manzana que más tiempo de vida pasa en el árbol.
Irresistible, versátil, saludable y comprometida con el medioambiente, la manzana Pink Lady es una variedad única en el mundo, resultado del cruce entre la Golden Delicious y la Lady Williams. Su larga maduración da como resultado una fruta de buena calidad, con una gama de calibres similares y un alto índice de azúcar, eso sí, azúcar natural. Además, Pink Lady está de aniversario, ya que se cumplen 25 años desde su plantación en España; una cosecha muy especial acorde con un aniversario de esta magnitud.
Color y sabor sin igual
La climatología de este año ha condicionado, sin duda, la cosecha: las heladas del mes de abril y las temperaturas extremas del verano han mermado la producción. Joan Serentil, productor de Pink Lady en Lleida, apunta a que la previsión de la cosecha será en torno a un 20-30 % menor, lo que supondrá una recolección en Lleida de 5.000 toneladas; en Girona esperan alcanzar las 7.000 toneladas, tal y como destaca Alex Creixell, productor de esta zona.
Aunque el clima de este verano —con el calor disparado—ha hecho que el calibre sea algo inferior a la campaña pasada, por otro lado, ha propiciado un nivel mayor de azúcar en las manzanas y una calidad organoléptica excelente. «Vamos a batir récords con los grados Brix —valor que mide el dulzor de los alimentos—: generalmente están en un 14-15 % y este año pasan al 15-16 %. Esto las acerca mucho al segmento de las supersweets, manzanas mucho más sabrosas», afirma Serentil. El característico tono rosa intenso que caracteriza a las manzanas Pink Lady está garantizado en esta última cosecha. La llegada en la segunda semana de noviembre de unos días con más frío por la noche ha devuelto el color a las manzanas que, como en ocasiones anteriores, va a ser extraordinario y cumplirá sobradamente con los estándares que exige la marca —la coloración depende directamente de los cambios de temperatura entre noche y día—.
La manzana Pink Lady® es un regalo para los sentidos. Es todo un concentrado de vitalidad al contener gran cantidad de nutrientes, como vitamina C, ya que aporta ¼ de la dosis diaria recomendada; antioxidantes, que limitan el envejecimiento celular y reducen la permeabilidad de los vasos sanguíneos; agua, puesto que tienen un contenido de agua del 80 %; y fibra, concretamente pectina, una de las fibras que mejora la calidad de la flora intestinal.
Innovación del sector
La innovación tecnológica también ha llegado a las plantaciones españolas de Pink Lady. En Lleida, esta temporada se ha implantado la técnica del deshoje, que se lleva a cabo 15 días antes de la cosecha para mejorar el color. Son máquinas que permiten un soplado tecnificado, esto hace que se caiga la hoja y no el fruto, por lo que entra más la luz solar: cuanto más sol llega a las manzanas, más color tienen. También han tecnificado los métodos para dar humedad al campo, que aplican al caer el sol para que baje la temperatura del terreno. Además, los manzanos de Lleida cuentan con sensores que permiten conocer cómo funciona el riego para ahorrar agua y ser más sostenibles. Una innovación que también se lleva a cabo en Girona, donde han incorporado una red de estaciones climáticas y sensores en las fincas de sus productores para monitorizar las necesidades de agua de las plantas, consiguiendo un ahorro de agua estimado de aproximadamente el 35 %.
Después de 25 años de Pink Lady en España, los productores han vivido una renovación generacional: algunos se han jubilado y han llegado otros jóvenes con las mismas ganas de lograr la excelencia. Actualmente, en Lleida hay 25 familias de productores y 150 hectáreas dedicadas a Pink Lady, mientras que en Girona son 27 los productores que conforman esta comunidad con un total de 200 hectáreas.