Los trabajos de reinjerto con maderas de viñas viejas han supuesto una alternativa al arranque del viñedo, obteniendo vinos de gran calidad en un corto espacio de tiempo. Marqués de Riscal ha reinjertado en estos años un total de 180 hectáreas de viñedo y su director general técnico, Francisco Hurtado de Amézaga afirma que “el éxito en términos de calidad es rotundo”
Bodegas de los Herederos del Marqués de Riscal presentó en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y Biosistemas de Madrid los resultados de su trabajo a través de la ponencia «Sobre el rejuvenecimiento del viñedo y su adaptación al cambio climático”. En ella explicó las medidas que la empresa ha tomado durante los últimos años en el ámbito vitivinícola con dos claros objetivos: reinjertar las viñas con el fin de rejuvenecer el viñedo y la adaptación de sus sistemas de cultivo para combatir las incertidumbres del cambio climático. En esta cita estuvieron presentes José Manuel Palacios, director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas (Madrid); Alejandro Aznar, presidente de Vinos de los Herederos del
Marqués de Riscal; Vicente Sotés, catedrático emérito de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas; Francisco Hurtado de Amézaga, director general Técnico y de Producción de Bodegas de los Herederos del Marqués de Riscal; Pedro Ballesteros, ingeniero agrónomo y
Master of Wine; y Luis Hurtado de Amézaga, director Técnico y de Producción de Marqués de Riscal en la bodega de Rueda.
Inicios en 1995
Francisco Hurtado de Amézaga fue el encargado de exponer cómo Marqués de Riscal inició su política de reinjertos en el año 1995, con los viñedos que la bodega tiene en la Denominación de Origen Rueda. El éxito de aquella primera intervención les impulsó en el año 1998 a aplicar esta técnica en los viñedos de la
D.O.Ca. Rioja, aunque realmente fue en el año 2017 cuando la empresa decidió apostar definitivamente por este sistema. Desde entonces, ha reinjertado 180 hectáreas de viñedo, con grandes resultados.
La idea de reinjertar surgió tras observar que el viñedo plantado en torno a la década de los 70, no estaba dando los mismos resultados que el viñedo más viejo, plantado con anterioridad. Ante esta situación, explica Hurtado de Amézaga, “se podía optar por arrancar el viñedo o bien reinjertarlo, algo que en aquel
momento no estaba bien visto”. Finalmente se decidió apostar por el reinjerto con madera de aquellos viñedos más antiguos que estaban dando muy buenos resultados. Una de las grandes ventajas de este sistema frente al arranque es que la vid cuenta ya con un sistema radicular de mayor edad, a la que se suma la calidad de la planta que se está reinjertando. Así, han logrado, en un corto espacio de tiempo, obtener vinos de calidad similar a los de sus viñas más viejas. “Podemos dar el trabajo por terminado porque el éxito en términos de calidad es rotundo”, afirma el director general de Marqués de Riscal.
De esta forma, no solo se prolonga la vida de los viñedos, sino que se incrementa su valor. Como comentaba el Master of Wine Pedro Ballesteros, “la viña vieja es inteligencia a disposición del ser humano” y señalaba: “debería estar prohibido arrancar viña vieja, pues la viña tiene vocación de eternidad, es paisaje”.
Medidas en el viñedo ante el cambio climático
Por su parte, Luis Hurtado de Amézaga, director Técnico y de Producción de Marqués de Riscal en la bodega de Rueda contó los retos que la compañía tiene frente al cambio climático. Una de sus principales apuestas es el cultivo ecológico que pusieron en marcha hace 10 años. Este tipo de cultivo hace que la planta sea más resistente y resiliente ante las posibles adaptaciones que tenga que hacer frente a la incertidumbre climática: “nuestro objetivo es poner en marcha un tipo de cultivo que permita a nuestro viñedo vivir el mayor tiempo posible”, explica el director técnico. Actualmente, Marqués de Riscal cuenta con 350 hectáreas certificadas en ecológico en Rueda, 370 hectáreas en Rioja y algo más de 100 en proceso de certificación. Todo un hito entre las bodegas españolas, ya que hay muy pocas que estén haciendo una apuesta tan decidida por el cultivo ecológico.
Por otro lado, la compañía tiene una fuerte apuesta por la agricultura regenerativa, con la que se consigue recuperar la vida del suelo, intentando además limitar el laboreo al máximo. El aumento de la biodiversidad en el suelo aumenta la cantidad de materia orgánica y carbono, evitando la erosión del suelo. No solo mejora la vida del suelo, sino la biodiversidad en las propias viñas, tanto animal como vegetal, gracias a cubiertas vegetales o incluso con árboles y arbustos que atraen a fauna beneficiosa para el viñedo. Un conjunto que permite controlar mejor las plagas de manera natural, sin necesidad de productos externos.
Garantizar la perennidad de la planta
También es un punto importante para Marqués de Riscal garantizar la perennidad de la planta. El grupo bodeguero cuenta con 500 hectáreas de viñedo viejo en Rioja Alavesa, garantía de calidad de sus vinos, y la poda es clave para conseguir que las plantas tengan una vida lo más longeva posible. Actualmente están colaborando con la empresa italiana especializada en poda Simonit y Sirch, para recuperar técnicas tradicionales de poda que respetan el flujo de savia de la planta y minimizan las heridas ocasionadas, que son la puerta de entrada de enfermedades que pueden acabar con la vid. La perennidad de la planta permite que estos viñedos enraícen mejor y que colonicen un volumen de suelo mucho más importante. Esto supone que la planta sepa absorber más agua, absorba más nutrientes y por lo tanto, en situaciones de estrés -como ha ocurrido en las últimas cosechas con el aumento de temperaturas – estas plantas sean capaces de utilizar el agua y los nutrientes que han absorbido previamente, así como sus reservas para llevar a la uva a una madurez perfecta. De ahí la importancia de
contar con viñedo viejo.
De cara a los cambios en el clima, también están teniendo en cuenta otros factores, para que los viñedos del futuro puedan hacer frente a la incertidumbre climática: sistemas de conducción específicos, orientaciones más frescas y mayor altitud, o suelos con buen drenaje.