Patrocinado por Alimentos del Paraíso Natural, marca de garantía del Principado de Asturias, este galardón reconoce al profesional que mejor sirve los famosos “culines” de sidra asturiana. El jurado ha valorado, entre los 24 aspirantes procedentes de todo el país, aspectos como la postura del escanciador o cómo rompe el chorro de sidra en el vaso.
La 36a edición de Salón Gourmets ha acogido, por primera vez, el Campeonato Mundial de Escanciado / Sidra de Asturias, patrocinado por Alimentos del Paraíso Natural. Una cita que ha reunido a 24 concursantes de toda España, quienes han tenido que demostrar, delante de un jurado compuesto por expertos del sector y críticos gastronómicos, su técnica, estilo, velocidad y limpieza a la hora de escanciar una sidra.
En primer lugar, el jurado número uno ha valorado el machaque y la entrega del vaso; a continuación, el jurado número dos se ha fijado en la botella y el vaso; y, por último, el jurado número tres ha tenido en cuenta la postura a la hora de escanciar la sidra. Atendiendo a estos rigurosos criterios, el Mejor Escanciador del Mundo de Sidra Asturiana ha resultado ser Wilkin Aquiles Bautista Mendosa, de la Sidrería Avenida (Gijón). El segundo, tercer y cuarto puesto del campeonato han recaído, respectivamente, en Yonatan Trabanco García (Los Portales de Jaminón, Pola de Siero, Asturias); Gabriel Alexander Nina Lluveres (Sidrería Tierra Astur, Oviedo) y Salvador Ondó Bibang (también de Sidrería Tierra Astur).
El arte del escanciado
La sidra asturiana es un símbolo de identidad de la región, y la manzana uno de sus frutos más característicos. La calidad de las 76 variedades procedentes de manzanos de sidra cultivadas en Asturias, junto la habilidad y precisión a la hora de servirla, hacen que está técnica sea conocida en todo el mundo. La técnica del escanciado o “la intención de simular la acción de espichar el tonel en el llagar” propicia el despertar del carbónico, lo que lleva a que la sidra alcance la máxima frescura de su sabor. El escanciador debe adoptar una postura recta, con la botella por encima de la cabeza y el vaso inclinado debajo de la cintura, en el centro del cuerpo, de manera que el chorro debe caer recto y al borde del vaso. El “culete” resultante debe contener en torno a los 100 ml y debe beberse inmediatamente después de servirse para disfrutar del sabor de las burbujas que han sido vitalizadas gracias al escanciado.