Con el comienzo de la estación primaveral nos sentimos con más energías, más positivos ¿Por qué se produce? pura química: la primavera favorece la liberación de hormonas tan conocidas como la oxitocina (hormona del amor), la dopamina (hormona del placer y la motivación), la serotonina (estado de ánimo), la noradrenalina (alivia el estrés) o las feromonas (las hormonas de la atracción).
Por Efa Rimoldi
Todas ellas en su conjunto influyen en que nuestro estado de ánimo sea más ventajoso y que sintamos también un mayor deseo de disfrutar del vino: observar una botella, descubrir las características de un vino solo con la información de su etiqueta, rendirse al increíble placer que supone ver cómo se descorcha, sentir un cierto nerviosismo en el estómago antes de olerlo, al observar cómo se derraman las lágrimas sobre el cristal.
Los componentes beneficiosos del vino
El vino contiene sustancias notablemente beneficiosas para la salud de todo el organismo: Flavonoles, resveratrol, polifenoles, antocianinas, ácidos fenólicos… todas ellas son sustancias que actúan contra los radicales libres, la primera causa del envejecimiento de las células del cuerpo humano. Tal y como sucede con la música, la literatura o el cine, el vino puede afectar de manera directa al estado de ánimo. Es habitual armonizar comida y vino, y éste sabe distinto dependiendo del momento del día, la compañía o el estado de ánimo; ¿por qué no intentar entonces maridar vinos y emociones?
Cuando bebemos una copa de vino, nuestra presión sanguínea baja, ya que el alcohol relaja y expande los vasos sanguíneos permitiendo que el corazón trabaje menos, creando en nosotros una sensación de tranquilidad que potencia la liberación de endorfinas.
Y es que es tan importante para nuestra salud mental estar activos para generar nuevas conexiones neuronales y avivar nuestro pensamiento crítico, como tomar un respiro, descansar y brindarles herramientas poderosas de relajación y calma a nuestro cuerpo y mente.
Yo lo hago a través de la práctica habitual del mindfulness. Y es aquí donde hay un nexo interesante al que quiero hacer alusión, porque el vino y la práctica del mindfulness (que tiene el objetivo de lograr un profundo estado de conciencia de las emociones a través de diferentes técnicas empleadas) son dos de mis grandes pasiones.
La idea es generar un estado de conciencia plena de nuestros pensamientos, emociones y sentimientos, liberarnos remordimientos del pasado y ansiedades por el futuro, soltar reproches, ideas recurrentes para aceptarnos y abrazarnos. ¡Aceptarnos tal cómo somos en el presente es uno de los mayores regalos que nos podemos hacer esta primavera!, Aceptarnos, comprendernos con apertura, cariño, gratitud y compasión es la base para restaurar nuestra concepción de lo que somos, que siempre ha estado ahí pero que en muchas ocasiones dejamos de ver. Así, cuando la mente se abre y se limpia, el corazón descubre y disfruta de paz y armonía. Durante la práctica Mindfulness, nuestro cerebro libera endorfinas, también conocidas como “hormonas de felicidad”, baja la presión arterial y relaja la tensión de nuestro cuerpo. ¿por qué no intentar entonces armonizar vinos y Mindfulness?
¡ Disfrutar es el mantra!
Dionisio era hijo de Zeus y la mortal Sémele, nieto de Harmonía y bisnieto de Afrodita. Con ciertos antecedentes es normal que este dios (conocido como Baco por los romanos) se convirtiera en el más proclive a los excesos, el liberador de las inhibiciones.
Baco o Dioniso creció entre ninfas en una gruta con las paredes cubiertas de vides y uvas. Un día, cuando Dioniso ya era un joven apuesto, exprimió unos granos de uva y bebió el jugo. En ese momento, descubrió el vino. Fue tan agradable la sensación que experimentó que decidió celebrar una fiesta con dioses, ninfas, sátiros y centauros. Bebieron, comieron, danzaron y rieron hasta que el sueño se apoderó de ellos. Y esa fue la primera de las muchas celebraciones en su honor.
Tiempo después, no queriendo privar a los mortales de tan satisfactoria experiencia,Baco o Dioniso recorrió el mundo entero para enseñar como cultivar la vid y elaborar el vino. Constantemente se hacían celebraciones en su honor. Por eso, también es el dios de la diversión.
La mitología siempre nos deja historias fantásticas sobre el Dios Dionisio. En la época clásica, el vino estaba presente en todas las reuniones y encuentros. Era una de las bebidas más apreciadas y, en la historia de Dionisio y Baco, plasmaron el momento mágico que vivió este Dios cuando saboreó por primera vez este jugo. Una copa de vino, sin duda, abre las puertas a la alegría, a la relajación del cuerpo, al optimismo, a la risa en compañía y a las buenas sensaciones…desde Origen te proponemos esta primavera que practiques las armonías para ser más feliz…
…. ¡Y recuerda disfrutar es el mantra!!!