Es un nuevo punto de encuentro en la capital (Paseo de los Delicias, 1) que mezcla el carácter castizo propio del barrio de Atocha y el ambiente internacional que acoge. El auténtico café metropolitano donde siempre se podrá tomar algo. A su frente, Estanis Carenzo, conocido por otras interesantes aventuras gastronómicas en la capital.
Al frente de este nuevo espacio, Estanis Carenzo reivindicando la hispanofonía, una mezcla gastronómica de pulsiones de medio planeta que confluyen en cada uno de sus platos y representan las ciudades más emblemáticas de Sudamérica. Ubicado en la planta calle del recién inaugurado hostel Latroupe Prado, Café de la Plata respira ese mismo aire internacional. Un ambiente cosmopolita que acoge tanto a cliente alojado como externo y que permite la mezcla de culturas y la cuestión urbana en torno a la mesa.
Es el lugar perfecto para desayunar, almorzar, comer, tardear, cenar y tomar unas deliciosas copas. Una cocina cerrada y con una solución para cualquier momento. “En Café de la Plata se escenifica la personalidad de los cafés de América del Sur, donde hay minutas a todas horas”.
Esplendor latino
Comenta el chef Estanis Carenzo. “Una cocina que bebe de aquí y de allá y no obedece a nacionalidades, sino al sabor real de cada ingrediente”. Un lujo democrático donde todo se comparte. Raciones de barra como la gilda a la brasileira, escabeche de mejillones gallegos y totopos de la casa (¿por qué no?) o sus ya clásicos puerros asados con romescu. Boquerones en vinagre con mojo canario, la sardina Matosinhos o la anchoa desalada con tostada y mantequilla artesana, entre algunas de las conservas en carta. Delicias criollas como la hamburguesa carioca (¡ojo a su crocante de totopos que también incluye el bocadillo chileno de batata dulce!), la carne mechada a la peruana con camote frito y su criolla cebichera. Mediterráneo puro en sus crudos y frescos: tomates buenos, AOVE y vinagreta…Por unidades los buñuelos lusos, el croquetón brasileño de gallina o castellano de lechazo o la empanadilla criolla al horno. De fondo y brasa, un bife tierno de picanha, el galeto picantón o la sorprendente unión de la molleja de lechal con limón quemado, entre otras opciones.
Para acabar, helado almendrado, pastel de tres leches, alfajores tradicionales o un refrescante melón con lima son algunas de las opciones de una carta cambiante que irá adaptándose y reinventando nuevas propuestas donde los pequeños productores, lo fresco y la calidad equilibran las mezclas donde se reconoce la mano de Carenzo, una ejecución sencilla y sobresaliente.
Armonías y música
Vinos de baja intervención, cervezas y sodas artesanales, refrescos y café de tostador local. Tragos imbatibles y perfectamente ejecutados. Aquí se pierde el miedo a pedir y se combinan los platos con la coctelería moderna. Todo transcurre en una barra larga -y modernizada- que recuerda a las antiguas barras de taberna, sus mesitas en mármol redondo o sus mesas altas (para dos) frente a los grandes ventanales, que dejan ver la vida de barrio. Una decoración simple con materiales nobles, imágenes y fotografías con reminiscencias a las costumbres criollas, antiguos mitos musicales latinos, acompañadas por una playlist etno-culta que evoluciona según horario, desde la bossa, al afroperuano culto, chispas de caribe francés o nuevos estilos latinoamericanos.
Justo debajo del café, el espacio de El Plata se destina para un desayuno o para trabajar y reunirte durante el día, pero al caer el sol, en esta zona casi clandestina es donde empieza toda la acción. El Plata se convierte en chill out, donde absorber la energía madrileña tomando una copa que maride con alguna de las mezclas que propone el DJ, aunque también da pie a celebrar fiestas, eventos, tardeos e incluso conciertos, ya que cuenta con escenario propio y equipo de música digno de las mejores discotecas. Los clientes que se alojen en el hotel no tendrán por qué preocuparse ya que, gracias a la insonorización realizada a conciencia, las habitaciones seguirán siendo un lugar tranquilo