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FéminAs: Lo que no se nombra, no existe

El congreso FéminAs busca visibilizar a la mujer en la gastronomía y el sector primario. Destaca la intervención de Elvira Fernández, guisandera asturiana, y las cholitas escaladoras de Bolivia. Las mujeres han llegado para quedarse y reivindican sus nombres y logros.

Nos encontramos en el corazón de la cuenca minera asturiana, en el mítico Pozo San Luis, vestigio de la dureza de unos tiempos pasados, pero grabados con pico y pala en la memoria de Asturias. Este es el escenario de la jornada inaugural de FéminAs, un congreso que tiene por objetivo visibilizar a la mujer en la gastronomía y el sector primario.

Texto: Patricia Magaña. Fotos: ORIGEN

Allí, en las instalaciones del Ecomuseo Minero Valle de Samuño, y tras la intervenciónIMG 2209 (FILEminimizer) de Vicky Sevilla, la cocinera española más joven ganadora de una Estrella Michelin, una mujer con pelo rosado levanta la mano y lanza una pregunta que más bien es una reflexión.

“Creo que existe una gran ingratitud hacia muchas mujeres que se han dedicado a la cocina -clama-; ahora hay muchos cocineros que dicen que lo que saben lo han aprendido gracias a sus madres y a sus abuelas, pero se olvidan de dar sus nombres. Y lo que no se nombra, no existe”.

Quien habla alto y claro no es otra que Elvira (Viri) Fernández, mítica guisandera asturiana que acumula en su casa, el Llar de Viri, no solo una estrella verde Michelin a la sostenibilidad, sino un buen número de premios y reconocimientos entre los que destaca la “Mejor fabada del mundo” en 2013.

Ahora, no retirada sino “felizmente irresponsable”, como explica con una sonrisa, se dedica “a hacer bolos” en forma de ponencias, charlas, demostraciones, etc. y a dar baños de realidad, como el que IMG 2084 (FILEminimizer)acaba de protagonizar en la jornada inaugural de la tercera edición de FéminAs, un evento al que ya es asidua.

Y, como no podía ser de otro modo, Viri lo consigue: “Mi madre y mi abuela se llaman Dolores y María Dolores”, dice Vicky Sevilla. Y con ese reconocimiento público a quienes la han inspirado en la cocina, la chef de Arrels, cierra la primera jornada de este congreso con sabor netamente femenino.

Mujeres sin rostro

La necesidad de sacar a la luz a todas esas mujeres que con su labor callada son imprescindibles para el acervo gastronómico universal es uno de los objetivos de FéminAs, que contó esta vez con una maestra de ceremonias de excepción, Ana Vega, conocida en las redes sociales como Biscayenne.

Esta periodista bilbaína, Premio Nacional de Gastronomía en 2019, es una auténtica “minera” de la historia de la cocina de nuestro país y una gran divulgadora, que lo mismo explica con detalle el origen dIMG 2094 (FILEminimizer)e un plato asturiano tan típico como las cebollas rellenas, que da paso a dos mujeres que de inmediato se convirtieron en las protagonistas de la tercera edición de este congreso: Dora Magueño y su hija Ana Lía Gonzáles, las cholitas escaladoras.

Y es que las cholitas, esas mujeres que en los años 20 no tenían ni nombre ni rostro en la Ciudad de la Paz, en Bolivia, son el puro ejemplo de lo que la voluntad femenina es capaz de conseguir, “representan a una estirpe de mujeres escaladoras, mujeres con fuerza que estaban en segundo plano detrás de sus maridos; hoy han tomado la iniciativa y van por delante de todo”, las presentaba el periodista Ignacio Medina.

Tanto Dora como Ana Lía son guías de montaña, los ángeles de la guarda que reciben a los montañeros con el típico chairo paceño, “una sopita de zanahoria, papa, zapayo (calabaza), nabo, chuño (papa deshidratada), trigo, menta y chicharrones”.

Mientras reconfortaban a los escaladores, ellas mismas soñaban con escalar… Ahora lo hacen, y con IMG 2158 (FILEminimizer)este gesto han iniciado la revolución de las cholitas escaladoras, que llevan la gastronomía boliviana allá donde les llevan sus zapatos y sus trajes típicos aymaras, a las cumbres de las montañas.

Ahora que han subido, y después de recoger el Premio Guardianas de la Tradición en el congreso, ya no hay quien las haga bajar y tienen un sueño como altísimo objetivo: conquistar el Everest.

No hay vuelta atrás

Detrás de los fogones, en las pizarras que decoran las aulas, en las salas de los restaurantes más afamados, a los mandos de las casas de comidas, cultivando en las huertas, criando animales, luchando por reivindicar el origen de productos tan nuestros como los quesos o dando a conocer la dura vida en el mar. No hay marcha atrás, las mujeres han llegado para quedarse.

Y quieren quedarse poniendo en valor la sororidad, como el Club de Guisanderas de Asturias, el trabajoIMG 2072 (FILEminimizer) en equipo, como el que lleva a cabo Kamila Seidler en su restaurante en Copenhague; la sostenibilidad, que practica desde hace décadas Pepa Muñoz, la conciliación de la vida familiar, el respeto, la empatía, la humildad…

Humildad que no está reñida con la reivindicación de sus orígenes, de su trayectoria, de sus puntos de vista, de su forma de hacer, de sus logros… En definitiva, humildad que no está reñida con la necesidad de decir alto y claro sus nombres. Porque, como muy bien sabe Viri, lo que no se nombra, no existe.

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