Ha comenzado la vendimia en Bosque de Matasnos, una viña situada a 950 metros de altitud, en Peñaranda de Duero (Burgos), con una particular climatología, que repercute sin duda en el crecimiento de la vid. Un año especialmente difícil para nuestras viñas.
Bosque de Matasnos es una bodega de la Ribera del Duero, situada junto al bosque del mismo nombre, en Peñaranda de Duero (Burgos). La altitud de sus viñas, 950 metros, es la responsable del particular suelo y clima que encontramos, unos parámetros que condicionan permanentemente todos los trabajos.
Un proyecto que comenzó con tan solo 4 hectáreas de viñedo (en la actualidad hay 74 hectáreas plantadas) pero que es muy ambicioso y se pretende llegar a las 120 hectáreas plantadas. El vino que se elabora se prepara con la selección de las mejores uvas de: 14 Hectáreas de Tempranillo viejo plantado desde 1920 a 1960, 30 Has de Tempranillo, 7 de Merlot, 9 de Syrah, 7 Hectáreas de Malbec, 7 de Viognier, Verdejo y Chardonnay además de la Albillo Mayor clásica variedad blanca de la Ribera.
Uno de los emblemas de Bosque de Matasnos es ser “sostenibles” y lo más “ecológicos” posible y para ello han puesto en marcha diferentes proyectos en estas viñas rodeadas de un bosque de encinas, robles, pinos y sabinas centenarias (protegidas) y una fauna autóctona que engloba especies como el conejo, la liebre, el tejón, el zorro, el corzo, el jabalí, el lobo, las rapaces y las perdices, algo poco usual. Muy pronto contarán con su propia reserva de agua, y ya tienen ganado bovino y vacuno colaborando en la limpieza del matojo del bosque, hay una plantación de trufas, un colmenar de abejas y tienen hasta sus propias mariposas.
Un año complejo
Según Jaime Postigo (enólogo y fundador del proyecto) “Ha sido un año de lluvias tardías de primavera y con un arranque de verano con varias tormentas, donde hemos tenido granizo tanto a final de primavera como a principio del verano, acompañados de dos heladas importantes (finales de abril y primeros de mayo) que ha supuesto pérdidas del 50% al 90% en las viñas de las tierras altas del Duero. Ha estas inclemencias hay que sumar las altas temperaturas y la escasez de lluvia a finales de junio, con temperaturas altas diurnas, pero noches frescas que han influido en que tuviéramos un embero rápido e interesante, aunque las altas temperaturas de la segunda quincena de julio han sofocado mucho la uva. Observando la meteorología de estos últimos días hemos decidido realizar la vendimia de las uvas blancas y comenzar también el resto de variedades”.
Para Bosque de Matasnos, la climatología de este año ha supuesto una pérdida del 50% en uvas tintas y un 75% en las uvas blancas. Una cosecha muy corta, pero con una uva de mucha calidad.