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Salamanca: Biga redefine la pizza napolitana

Cada pizza de Biga (Plaza del Mercado, 14. Salamanca) nace de una masa madre tradicional italiana que fermenta durante cinco días, sobre la que se incorporan ingredientes cuidadosamente seleccionados. Biga no es una pizzería más. Es la búsqueda de crear algo fuera de lo común combinando lo mejor de la tradición napolitana con la innovación dando lugar a combinaciones creativas.

En Salamanca ya se hacían pizzas en el siglo XIII… En realidad, no hay evidencia de esto, pero lo que sí es cierto es que, en aquellos años, tanto su universidad como la de Nápoles se erigieron como pilares del conocimiento universal. Hoy en día, ese concepto de lo “universal” ha evolucionado, incluyendo recetas tan icónicas como la de la pizza. Y es que, 800 años después de la fundación de su universidad, Salamanca necesitaba una pizza napolitana de verdad… Por eso, llega Biga hasta su corazón, a escasos metros de la Plaza Mayor. Un nuevo concepto que no es una pizzería más, es un espacio donde cada pizza cuenta una historia y donde cada ingrediente es seleccionado con el máximo cuidado para ofrecer un producto de excelencia.

Una masa madre firme tradicional

Todo comienza con la propia biga que da nombre al proyecto, una masa madre firme tradicional italiana que se utiliza para la elaboración de sus pizzas y que no solo habla de la autenticidad de su elaboración, sino que también subraya el compromiso con la calidad y el cuidado al detalle. Junto con la harina Coromina, sus masas se elaboran cada día en el propio obrador para fermentar durante cinco días. Sobre ellas, deliciosos ingredientes en combinaciones que sorprenden y que dan ganas de probar más. Todos los ingredientes ibéricos pertenecen a la marca salmantina de doble montanera Arturo Sánchez, elaborados artesanalmente y curados en bodegas naturales en Guijuelo con los aires fríos de las sierras de Gredos y Béjar.

The unexpected pizza

La carta de Biga es un reflejo de su lema “The unexpected pizza”. En ella, se pueden encontrar entrantes como el pastrami de cabecero 100% ibérico con vinagreta de miel y mostaza con encurtidos o la burrata en ensalada con pesto de pistachos y albahaca. Una manera perfecta de abrir boca antes de disfrutar de la pizza, la verdadera protagonista, que se divide en dos categorías: las que tienen base de tomate y las que no. Entre las que tienen base con tomate, opciones tan estimulantes como la de mozarella, cebollino y cebolla roja coronada con filetes de anchoa; la de chorizo picante con mozzarella y orégano; o la de stracciatella, queso curado de Zamora y albahaca. Entre las pizzas sin base de tomate, se pueden encontrar otras como la de sobrasada, mozzarella, tomates confitados y miel; la de champiñón, papada curada, queso curado y salsa carbonara; una singular cuatro quesos con Valdeón, Patamulo, zamorano rallado y mozzarella o la sorprendente pizza con alitas de pollo deshuesadas, limón, ajo y cebollino.

 

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