Icono tradicional y con merecida cátedra en la picaresca clásica española, la sota es provocadora: Siempre con una copa en la mano. ¿Vacía o llena? Imposible saber, pues es parte del juego. Esta figura, que es un 10 –en todos los sentidos- seguirá sonriendo con la ambigüedad de la Monalisa mientras nosotros, con buena mano, mimamos el tapete, o terruño, para que las cartas, o uvas, sean cuidadosamente mezcladas, repartidas y merecedoras de las mejores jugadas. Recoger uvas a mano es casi como ser un artista del Renacimiento, todos creemos en la buena mano, pero pocos son quienes la tienen de verdad. Aquí algunas de esas manos ganadoras. En la imagen, Contracorriente 2023.
Por Javier Fernández Piera
Pago Negralada 2018 (Abadía Retuerta)
D.O.P. Abadía Retuerta
100% Tempranillo
La escultura. Ese esfuerzo físico y la interacción del cuerpo humano con la naturaleza en la vendimia manual evoca a esa corporalidad, volúmenes y admiración por la belleza. Miguel Ángel tallando el David con tijeras de poda. Interacción entre el arte y el trabajo agrícola, y todo es cultura. Si el viñedo es un ejemplo de arte en movimiento, la botella es el instante elegido por el artista para expresarse. Un verdadero ejercicio de meditación, esfuerzo y, por supuesto, placer. En Abadía Retuerta, con inspiración milenaria, el equipo de enología -y arte- liderado por Ángel Anocíbar consigue en este vino una obra casi eterna. Para ello, el vino envejece año y medio en barricas de roble francés, donde el combate tánico da lugar a la paz y reposo. Por todo esto, el vino es muy tenso y largo: sabores de frutos negros, y terciarios especiados y secantes, y con tanino aterciopelado. Color intenso y muy aromático. Muy persistente, equilibrado y elegante. Y hasta algo de frescura, como la del mármol, que consigue que el instante parezca en movimiento. Es un vino inolvidable.
La Avutarda 2019 (Bodegas Carrascas)
V.T. Castilla
Syrah y Tempranillo
El paisaje. Son muchas obras de arte que han capturado la belleza de los viñedos, destacando la armonía entre el ser humano y la naturaleza. Algunos pintores han representado, a través de la vendimia, la artesanía de lo hecho a mano. El mensaje es resaltar la destreza y el conocimiento transmitido a lo largo de generaciones. Así se hacen los vinos en Carrascas, una finca de altura en todos los sentidos. Corzos, sabinas, viñedos, avutardas, almendros hacen de fondo como juego de volúmenes, luces y sombras: el lienzo se pinta con Tempranillo y Syrah y lo firma Rafael Veas. Mucha experiencia, mucha atención, mucho detalle y mucha pasión. Los racimos llegan intactos a la bodega, y la obra se culmina con una cuidada crianza en barricas y un buen equilibrio entre ambas variedades. El nombre original es, como su elaboración, más largo: La Torpe Avutarda Descansa. Además de una imagen, es un verso, el de un vino intenso, con aromas agradables de fruta (ciruela, grosella, guinda, cereza) y de especias. Que puede envejecer, y siendo una joya, lo será más aún. Es ya un gran clásico.
Contracorriente 2023 (Bodegas Campo Elíseo)
D.O. Toro
100% Tempranillo
Oro Olímpico. Porque de la Antigua Grecia nos llegaron muchas tradiciones que hemos ido perdiendo. ¿Dónde quedaron las bacanales para celebrar la cosecha del vino con danzas, cánticos y alguna que otra locura? La vendimia manual en este vino marca el estilo de un aire mitológico. No porque venga de los Campos Elíseos, ni porque cada corte de uva pueda ser una ofrenda a Dionisio. Sino porque es un vino con rituales antagónicos con las prácticas habituales. Y de ahí sí viene su nombre. Donde todos cultivan menos, François Lurton decide plantar con más densidad y generar la competición olímpica, los juegos del hambre de sus viñas, con la intención de suavizarlas. Su enfoque vitivinícola innovador ha hecho posible la creación de un vino tinto ligero, afrutado y sabroso en la árida región de Toro. Las uvas terminan siendo más frescas, con aromas florales, de monte bajo, menos concentradas, pero con una acidez mayor y un paso más fino en boca. Al estilo casi natural, con la mínima intervención, el color es claro, y los aromas son de fresas maduras y arándanos, con sabores de especias que le dan intensidad y persistencia. Medallista y en lo más alto del podio.
La Tempranillo, llámesele como sea, es la uva con la que hemos aprendido a hacer y beber vino en España. Estos tres ejemplos marcan su estilo diferenciador con una uva que lo da todo en nuestros suelos, y que tiene sus peculiaridades en cada clima, pero que es importante para entender cómo una vendimia manual aun siendo una práctica agrícola, está imbuida de un valor estético y cultural muy profundo. Como quienes hacen estos vinos así. Brindamos por todos ellos. Como siempre: Moderación y buena compañía. En la mesa mejor, y si aguantan en la mesa de juego ¡mejor aún! Sólo una advertencia, hay muy pocas botellas de cada uno, y la sota ya ha llenado su copa…