Ubicado en el centro del recinto amurallado de Dalt Vila y con unas vistas privilegiadas, el único Relais & Chateâux de Ibiza se convierte en un alojamiento íntimo y acogedor perfecto para descubrir o redescubrir la versión más histórica y cultural de la isla balear. Con 12 habitaciones decoradas al detalle y equipadas con todas las comodidades y la última tecnología, El Mirador de Dalt Vila ocupa un antiguo palacete familiar del siglo XIX del que conserva su historia, obras de arte y mobiliario de época.
En pleno corazón de Ibiza y flanqueado por las históricas murallas de Dalt Vila –recinto declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco- se erige el Relais & Chateâux Mirador de Dalt Vila. Lejos del tumulto de la ciudad de Eivissa, este es un hotel pensado para relajarse y disfrutar de todo el sabor de la isla. Un espacio que aúna el lujo, el diseño y la comodidad con el clasicismo y la historia que desprende el palacete señorial de principios del siglo XIX en el que se ubica, hasta hace poco residencia de la familia Fajarnés. Perfectamente integrado en las históricas murallas de Dalt Vila (conservadas desde el siglo XVI), sus actuales propietarios han querido conservar toda la historia del espacio manteniendo las obras de arte –lienzos de pintores ibicencos, llamativos murales y mármoles semipreciosos- expuestas en las paredes de sus diferentes estancias, el mobiliario de época perfectamente integrado y un cuidado interiorismo que evoca al pasado de Dalt Vila. Una historia que han dotado con las últimas tecnologías logrando así un sutil equilibrio entre la tradición y la modernidad.
Con unas vistas panorámicas inmejorables de la ciudad de Eivissa, del emblemático puerto de Ibiza y del horizonte infinito del mar Mediterráneo, este hotel cuenta con 12 exclusivas habitaciones, todas ellas diferentes donde relajarse y descansar mientras se descubre una Ibiza más cultural, pausada y medieval. Equipadas con todo lujo de detalles (los amenities son de Bvlgari y cuenta con carta de almohadas), en su interiorismo se han utilizado siete variedades de mármol, ónix verde y piedras semipreciosas. Entre las distintas estancias destaca la Gran Suite, una habitación vestida con el selecto mobiliario de época de la familia propietaria que cuenta con una sala de estar de 94 metros cuadrados, una zona de dormitorio, dos baños (uno de los cuales cuenta con sauna y un pequeño gimnasio) y una terraza privada de 74 metros cuadrados dotada con un jacuzzi exterior. Además, el hotel cuenta con piscina exterior.
DESCUBRIR LA ‘OTRA’ IBIZA
Cuidado en el detalle y hacer sentir al cliente como en casa, son los pilares en los que se basa la filosofía del Mirador de Dalt Vila. Máximas que consiguen hacer de la estancia de sus huéspedes vivencias únicas. Además de las comodidades y el lujo de sus habitaciones, el hotel organiza excursiones en yate privado a Formentera (a escasos 4 km de distancia) y a otros rincones especiales de las Islas Pitiusas, y también actividades culturales como las rutas teatralizadas por el casco antiguo coincidiendo con la transformación de la ciudad en un gran teatro al aire libre poblado de juglares, artesanos, orfebres y mercaderes de especias, entre otras.
Así, alojarse en el Relais & Châteaux Mirador de Dalt Vila supone un punto estratégico para poder descubrir la Ibiza más cultural y medieval sin salir de este popular barrio. Las opciones son infinitas: probar el flaó (el postre típico de la isla), hacerse con una botella de hierbas ibicencas o de frígola (las dos bebidas de referencia), pasear entre galerías de pintores y pequeñas boutiques, hacerse con unas joyas artesanas y con el vestido de moda Adlib, ver una película en el cine al aire libre de los baluartes, visitar el antiguo convento Dominico (actual sede del ayuntamiento), el Palacio Episcopal y los museos más emblemáticos como el Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza, el Museo Arqueológico donde descubrir la necrópolis cartaginesa o el Museo Puget lleno del arte de pintores ibicencos. Una isla versátil que en Dalt Vila también permite, según la época del año, asistir a la feria medieval del segundo fin de semana de mayo, bailar y cantar en el festival International Music Summit, vivir el verano a ritmo de la música del Ibiza Jazz Festival y muchas otras opciones más.
LA ISLA PARA COMER Y BEBER
Además de la Ibiza cultural, el Mirador de Dalt Vila descubre la despensa balear a través de sus tres espacios gastronómicos. Con una coqueta terraza con las mejores vistas del casco antiguo, el restaurante Es Mirador apuesta por una cocina mediterránea de vanguardia. En la Enoteca, un recoleto espacio al que se accede desde el exterior del edificio, se pueden degustar los mejores vinos de la isla y también los del resto del país. Y para los que buscan un trago diferente, en el Cocktail Bar pueden encontrar una carta de cócteles de autor que se adapta a todos los gustos.
En definitiva, el Mirador de Dalt Vila se convierte en la opción perfecta para aquellos que buscan relajación absoluta mientras descubren la auténtica esencia de Ibiza a través de su historia y su rebosante cultura.