Estos tres vinos cuentan tres historias de diferentes terruños, de diferentes culturas y de muy diferentes estilos. Pero todos provienen de fincas o parcelas exclusivas que los hacen únicos. Cuesta mucho hacerlos, pero muy poco beberlos. Moderación y buena compañía. En la mesa mejor, y si aguanten en la mesa de juego ¡mejor aún! Sólo una advertencia, hay muy pocas botellas de cada uno, y la sota ya ha llenado su copa…
Brut Millesimé 2008, Henri Abelé
A.O.C. Champagne. 60% Chardonnay, 40% Pinot Noir
Messi y Ronaldo tienen amantes incondicionales y detractores pero nadie puede discutir sus virtudes ¡Oh, la, la! Lo mismo ocurre con el Champagne: probablemente el más popular, el vino más universal. ¿Amor, odio? Vamos, aunque en España estemos aprendiendo a hacer los mejores espumosos –expresión políticamente correcta-, reconozcamos que los franceses y las francesas lo hacen muy bien. En este caso es él, Frank Nicaise, chef de cave, quien, no siendo de los Abelé, mantiene el estilo que hizo célebre la tercera casa más antigua de Champagne. Su historia, también, apasionante: Proveedora de casas reales y del Titanic, la familia Abelé se empeñó, literalmente, no sólo en hacer buen vino, sino también en reconstruir la ciudad de Reims y su catedral tras la Segunda Guerra Mundial. Desde los 80 es de capital español, y como expertos en conservación del patrimonio que somos, respetuosos con el arte y las cosas bien hechas, allí se sigue produciendo uno de los mejores Champagnes del mundo. Como ejemplo, sirva este coupage de 2008, complejo y muy vintage por dentro ¡y por fuera!
Caus Lubis 2004, Can Rafols Dels Caus,
D.O. Penedés. 100% Merlot
Un año en barricas de roble francés y al menos 8 años en botella
Como un lutier enloquece con la idea de parir un instrumento que sea tan maravilloso por su sonido como por su figura y puesta en escena; que pueda sonar como música celestial y tener las proporciones divinas; existen otros inconformistas todas las disciplinas. Corregir, rehacer, pulir, limar y sacar brillo hasta que la escultura cobre vida. O el vino. Con inspiración y vientos del Mediterráneo se inicia la genial locura de Carlos Esteva. Estilo griego, estrategia romana, retiro monacal. Él restaura –se dice rápido- una vieja masía y, por si fuera poco, incrusta una bodega en la sin igual roca del Garraf. El escenario es perfecto para sorprender pero hacen falta actores de primera: la Merlot, como la Callas, seduce con su bel canto por el talento innato y por el ejercicio perfecto de cada técnica. Origen, buena madera, y esfuerzo. Así, esta obra, perfectamente esculpida y embotellada con la calma, hace vibrar a cualquiera.
El Cuentista 2013, Pradorey
100% Tempranillo
Crianza sobre lías y nueves meses en barrica de roble americano
Son muchos –demasiados- los que se sientan en el banquillo de los acusados para decir que no saben nada ¡Qué lástima! Tan mayorcitos y con una vida tirada por la borda. Porque no es una reflexión socrática. Y además, no es cierto, algún cuento seguro saben. Eso sí, hay que saber contarlos. Solo contar mal los chistes sería un delito o agravante de la pena. Un cuentista ha de presentar algo asombroso, pero que no sea imposible; debe mantener la atención lo justo para entretener sin que la silla se empiece a sentir; y tiene que terminar regalando una sensación o sentimiento que perdure en la mente y en el alma. Si además de todo el cuento es desconocido, mejor. Y convertirlo todo en un arte ¿Un ejemplo? Blanco y en botella. El primer vino blanco hecho con uva tinta Tempranillo en la zona de Ribera del Duero. De la mejor finca. Y con un sabor familiar que, realmente, es nuevo, pero largo y duradero. Un regalo.