Pago de Espejo: aceite de autor con alma femenina

La empresa andaluza, gestionada por la cuarta generación de mujeres olivicultoras, comercializa su monovarietal Picual en un elegante diseño, un verdadero aceite de autor. Cuentan con más de 200 hectáreas de olivos centenarios, donde elaboran AOVE en su propia finca de Villanueva de la Reina, en Jaén. Rosario Espejo y sus hijas, Rosario y Mercedes, están actualmente al frente del proyecto.

Pocas empresas pueden presumir de estar gestionadas por la cuarta generación de mujeres y Pago de Espejo es una de ellas. En los años 20 fue la abuela de la actual propietaria quien impulsó la compra de la finca La Condesa, situada en Villanueva de la Reina (Jaén). Desde entonces han sido las mujeres las que han ayudado en el campo, en la recolección o en alguna de las fases de elaboración de su aceite de oliva Virgen Extra de la variedad Picual. Con los años la finca fue prosperando y la familia Espejo compró las  parcelas  adyacentes hasta alcanzar las 250 hectáreas con las que cuentan en la actualidad. En todos estos años el papel de la mujer en esta familia ha sido fundamental para el desarrollo de toda la cosecha. De generación en generación se han ido transmitiendo los conocimientos para el cuidado del olivo con el fin de obtener un aceite de oliva Virgen Extra de la máxima calidad que, desde hace solo tres años, comercializan también en un atractivo diseño.

Mujeres al frente

Rosario Espejo, actual propietaria y directora de Pago de Espejo, tiene en sus hijas a las futuras herederas de esta empresa familiar, y son ellas mismas quienes han desarrollado el sentido más comercial y estético de este AOVE, gracias a sus conocimientos de marketing, distribución y diseño. Esta cuarta generación de mujeres, Rosario y Mercedes, son quienes han impulsado el despegue de Pago de Espejo para que su “oro líquido” pueda conocerse tanto a nivel local como internacional. Los primeros pasos de la nueva gestión han resultado de lo más gratificantes, ya que en tan solo tres años han logrado muy buena acogida tanto de consumidores como de catadores profesionales, como la mención especial a la calidad en Expoliva 2017.

Un aceite de autor

La finca, con sus más de 8.000 olivos centenarios, se sitúa en la misma linde, algo inusual en la provincia de Jaén controlando toda la producción, desde el cuidado del olivo y la recolección hasta el envasado. Para su elaboración, seleccionan con sumo cuidado los frutos, de los cuales, en la actualidad se destina un 10% a envasado. Su recolección temprana con la aceituna en envero, es decir, cuando aún no está totalmente madura, le otorga un aroma más intenso, con notas a hierba recién cortada, tomate o almendra verde. En este proceso, que se realiza entre mediados de octubre y principios de noviembre, trabajan para que el fruto llegue en perfectas condiciones; se moltura en menos de 24 horas, se extrae en frío y se envasa tras un proceso de filtrado que mantiene intactas todas sus propiedades organolépticas.

Además, aplican la producción integrada que establece un límite de cantidad y tipo de fitosanitario que se puede utilizar bajo un estricto control legislativo, de forma que se asegure a largo plazo una agricultura sostenible y, al mismo tiempo, aumente el rendimiento del olivo.

Elegante diseño

Pago de Espejo se puede adquirir en dos formatos: una botella de 500 ml o un “bag in tube” de 3 litros, un revolucionario formato que conserva el aceite envasado al vacío y se extrae de forma limpia y fácil con tan solo apretar la válvula. De esta forma el aceite conserva durante más tiempo las características físico-químicas y organolépticas. Para el envasado de la botella, las mujeres Espejo eligieron un llamativo color rojo que identifica la pasión con la que trabajan diariamente. Tanto la parte frontal de la botella como el bag in tube están decorados con un mosaico que refleja con un toque elegante sus raíces andaluzas.

Pago de Espejo puede adquirirse en la web www.pagodeespejo.com, supermercados BM, tiendas gourmet, distribuidores o restaurantes con estrella Michelín, como El Serbal, en Cantabria.