La recolección de sus frutos es necesariamente manual, y se lleva a cabo mediante el cuidadoso sistema del ordeño. La inmediata extracción en frío de los frutos recolectados nos proporciona en cada cosecha alrededor de 950 litros de aceite de acebuchina de una extraordinaria calidad y con un altísimo contenido en antioxidantes naturales.
Profunda nariz e intensos aromas
Aceite de profunda nariz con intensos aromas verdes. Los aromas secundarios expresan matices silvestres que se apoyan en la alcachofa, la bellota cruda y la planta de tomate. Impresiona su paso en boca donde amargo y picante compiten en máxima armonía. Los tonos verdes tales como almendra, madera y romero quedan sellados en perfecto equilibrio, permaneciendo en la memoria su fresco y largo retrogusto. Poderoso, agreste, indómito y a la vez dulce y delicado, fiel reflejo de lo que significa la naturaleza salvaje en estado puro.
El acebuche y el aceite de acebuchina
El acebuche, en botánica Olea europea var. sylvestris, ancestro del olivo, se encuentra en el Parque Natural de Sierra Mágina desde el fin de la última glaciación, cuando aparecen poblaciones endémicas a considerable altura sobre el nivel del mar, en un entorno de clima mesomediterraneo en el que se alcanzan temperaturas de 40°C en verano y bajo 0°C en invierno.
La altura sobre el nivel del mar, la extraordinaria amplitud térmica a lo largo del año y el estrés hídrico provocado por los habituales periodos de sequía, crean en los acebuches autóctonos de Sierra Mágina una mayor respuesta en forma de componentes bioactivos del fruto, que se traduce en mayor contenido de antioxidantes (tocoferoles y polifenoles) y vitaminas A, D, E y K, en el aceite de acebuchina.
Los acebuches silvestres que nacen de forma espontánea son ejemplares con un genoma único, irrepetible y distinto al del resto de acebuches, en esto se diferencia de todas las variedades de olivo (el acebuche «domesticado», introducido en la Península Ibérica por los fenicios) que comparten el genoma propio de cada variedad de aceituna.
La historia de Monva
Francisco Montabes y Araceli Vañó, descendientes de familias olivareras que, desde finales del siglo XVIII, se dedicaban al cultivo del olivar y a la elaboración de aceite en molinos de su propiedad, adquirieron el Cortijo Virgen de los Milagros en 1972. Así nació Montabes Vañó, S.L. (MONVA), una empresa que continúa manteniendo la tradición, experiencia y valores que establecieron sus fundadores.
El Cortijo, antigua heredad donde Monva realiza íntegramente todo el ciclo de obtención de Aceite de Oliva Virgen Extra, se encuentra en el municipio de Mancha Real, en las faldas del macizo montañoso de Sierra Mágina, Jaén. La finca, cultivada desde tiempo inmemorial, es testigo de numerosos yacimientos arqueológicos. Además de dar sustento a cerca de 90.000 olivos, el Cortijo acoge cada año a decenas de trabajadores temporales, que hacen posible la recolección y elaboración del Aceite de Oliva Virgen Extra de Cosecha Propia.
La extensión de la plantación de olivar es de 650 hectáreas, que se benefician de suelos arcilloso-calcáreos con un relieve de suaves oscilaciones, lo que facilita el proceso de cultivo y la recogida de aceituna.
Utilizan aceituna de cosecha propia, lo que permite planificar la recogida del fruto y controlar en todo momento la cadena de producción. La plantación de olivar de variedad Picual se cultiva de acuerdo con el Reglamento de Producción Integrada, para garantizar una mayor protección del Medio Ambiente.
Las marcas de Monva
Otras marcas que comercializa Monva son Dominus Cosecha Temprana, Dominus Reserva Familiar, Huerta Los Caños, Montabes, Valle Mágina y Oliver Petir Gourmet, el primer Aceite de Oliva Virgen Extra especialmente desarrollado para su consumo durante la infancia
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