La propuesta “Sinfonía Martiko”, de Andrés Tung, inspirada en la fusión de productos de mar y monte, ha sido premiada con una beca de estudios valorada en 4.900 euros. El Reto Martiko alcanza su décima edición, impulsando la formación y la educación en el mundo de la gastronomía.
Martiko celebró la final de la 10.ª edición del Reto Martiko, que acogió Basque Culinary Center. El certamen gastronómico premia desde hace diez años las propuestas culinarias elaboradas con productos derivados del pato y se dirige a alumnos de 3.º de grado de Gastronomía y Artes Culinarias de Basque Culinary Center, con el objetivo de apoyar e impulsar la formación y la educación en el mundo de la gastronomía.
El ganador de esta edición tan especial para Martiko, por cumplirse una década desde el origen del concurso, ha sido Andrés Tung con su propuesta “Sinfonía Martiko”, una elaboración compuesta por magret de pato, flan a base de mi cuit de foie gras y cabeza de cigala rellena de foie.
Mar y montaña, clasicismo e innovación
En palabras del estudiante de 20 años y natural de Valencia, «he tratado de fusionar lo clásico con lo innovador, combinando mar y montaña. Para ello, me he inspirado en la cocina tradicional de mi familia, pero basándome en la innovación y la creatividad”. Por su parte, el jurado destacó esta propuesta por “el tratamiento y el respeto al producto, con maridajes atrevidos”.
Como vencedor del certamen, ha sido premiado con una beca de estudios Martiko para este curso académico 2023/2024, valorada en 4.900 euros. Para Andrés Tung, este premio supone “una gran emoción, llevo desde principio de curso pensando en qué plato hacer para este concurso”. Aseguró además que “ve su futuro relacionado con la gastronomía y este premio es un gran impulso para mí”.
Homenaje a los hermanos Arbelaitz
Con motivo de este décimo aniversario, el certamen contó con los hermanos Hilario y Joxe Mari Arbelaitz como invitados de honor, a quienes desde Martiko homenajearon y mostraron su trayectoria como ejemplo e inspiración para las nuevas generaciones. Así, Joseba Martikorena, director general de Martiko, aseguró que eran “un espejo en el que mirarse y un ejemplo para los futuros cocineros” y destacó la cultura de las familias empresarias como la de Arbelaitz y Martiko, basada en valores que compartían como “la honestidad, el compañerismo y el esfuerzo, pero poniendo siempre el foco y el valor en las personas”.
Creaciones elaboradas con pato
Junto a Andrés Tung, llegaron a esta final Martí Krause con “Un recuerdo, una emoción, una aventura”, Joaquín Reusche con “El pato que terminó en Perú”, Blanca Lahoz con “Meraki” y David Revoltós con “Café en Montmartre”, todas ellas propuestas elaboradas con productos derivados del pato, como magret, foie gras fresco o mi cuit.
El jurado, integrado por Ángel Fernández de Retana, profesor de cocina de Basque Culinary Center, Aitzol Zugasti, asesor de AZ Gastronomía, y Luis Brea, director de I+D y chef corporativo de Martiko, destacó la calidad de las creaciones, tanto a nivel técnico y culinario como en las elaboraciones y presentaciones.
La profesionalidad de las nuevas generaciones
Así, Brea afirmó que “es emocionante para Martiko comprobar el cariño y la profesionalidad con que las nuevas generaciones trabajan los productos tradicionales y de gran valor gastronómico como lo es pato y logran ofrecer propuestas originales e innovadoras año tras año. Queremos agradecerles su esfuerzo y dedicación, y creo que podemos afirmar que el futuro de la gastronomía está en buenas manos con el talento que viene. Estamos orgullosos de poder fomentarlo y formar parte de él a través de este certamen”.
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