Las dos primeras referencias de la colección, Arínzano Pureza y Arínzano Armonía, responden al proyecto de terroir que desarrolla la bodega en torno a la variedad.
La bodega navarra Arínzano acaba de lanzar al mercado sus dos primeros vinos, Arínzano Pureza y Arínzano Armonía, derivados del Chardonnay Lab, un proyecto que tiene como objetivo sacar el mayor potencial de la variedad blanca a través de la experimentación. Desde hace tres vendimias, el equipo enológico ha valorado distintos elementos de elaboración y crianza de la Chardonnay, con el fin de seleccionar aquellos que son más fieles con el terroir y la propia variedad.
El Chardonnay Lab está compuesto por 36 recipientes de distintos materiales y capacidades – desde barricas de diversas procedencias, años y tostados; depósitos de hormigón de diversas formas y capacidades; tinajas o fudres – donde se ha afinado vino elaborado con Chardonnay de la parcela más cualitativa de la finca (Canteras). Tras varios años de debate, análisis y catas, donde también han participado especialistas del sector externos a la bodega, salen al mercado dos de los primeros vinos embotellados del Chardonnay Lab: Arínzano Pureza y Arínzano Armonía.
Arínzano Pureza, Chardonnay en hormigón
De entre todos los elementos catados y analizados el que mejor ha expresado la singularidad de la Chardonnay de Arínzano ha sido el hormigón. Arínzano Pureza ha afinado durante un año en un depósito esférico de 800 litros (sin revestir) y sin control de temperatura. El resultado es un blanco franco, en el que destaca la mineralidad, los aromas a monte, con cuerpo, textura cremosa y equilibrio.
Arínzano Armonía, el Chardonnay más internacional
No hay duda de que la Chardonnay es una de las variedades más representadas y populares en el mundo, desde Borgoña, hasta California, pasando por Australia, Nueva Zelanda y, por supuesto, España. Arínzano Armonía surge de la idea de crear un Chardonnay que, de alguna manera, represente a esta variedad en el mundo.El resultado, un blend que combina tres tipos de crianza, nace de la estrecha colaboración entre José Manuel Rodríguez, enólogo de Arínzano, y Jon Pepper, reconocido Master of Wine. Para Arínzano Armonía se han seleccionado tres elementos que han destacado por preservar el origen de la uva, aportar complejidad y mantener la frescura, dos barricas de roble francés de primer y segundo uso y un ánfora.
Ambos vinos pertenecen a la Colección Chardonnay Lab, de edición muy limitada, y serán acompañados por una tercera referencia el año que viene.
El potencial real de la Chardonnay
La primera bodega calificada como DO Vino de Pago del norte de España continúa con su afán investigador e inquietud por conocer más a fondo cuál es el potencial real de la Chardonnay de la finca. Pero, además, en la vendimia de 2022, iniciaron otro singular proyecto de investigación y análisis en torno a la uva Merlot.
Arínzano Pureza y Arínzano Armonía ponen de manifiesto la apuesta de la bodega por la Chardonnay, cultivada en un terroir singular y diferenciador, y se unen a las referencias clásicas de la bodega, Arínzano Hacienda Blanco y Gran Vino Blanco, que cuentan con importantes valoraciones entre la crítica internacional año tras año.
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