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Arturo Sánchez, más de cien años creando joyas de la gastronomía

La combinación de la pureza de raza 100% ibérica, su exclusiva alimentación a base de bellotas durante dos largas montaneras y el artesanal proceso de curación, dan como resultado los ibéricos de Arturo Sánchez, una sinfonía de sabores y texturas que despiertan los sentidos y deleitan los paladares más exigentes.

Hace varias décadas, en el corazón de la región de Guijuelo surgió una visión audaz y apasionada que dio lugar a lo que hoy conocemos como la prestigiosa empresa Arturo Sánchez. Con un profundo respeto por la naturaleza la familia Sánchez se embarcó en la emocionante tarea de elaborar productos de cerdo ibérico, convirtiendo su nombre en sinónimo de calidad y tradición.

Desde los inicios, la compañía mantiene la premisa de que la calidad no es negociable y que la excelencia solo puede lograrse con pasión y artesanía. Desde la selección de los cerdos de raza ibérica criados en libertad en la dehesa con encinas y alcornoques, hasta la meticulosa curación y el envejecimiento de los jamones y embutidos en las bodegas naturales, cada etapa se realiza con dedicación y respeto por las tradiciones ancestrales.

Hace más de 30 años, Arturo Sánchez tomó el relevo de su padre, de quien heredó la pasión por el oficio, y desde entonces la compañía avanza hacia el futuro en un camino de expansión vinculado a la investigación y la innovación sin renunciar a la elaboración tradicional del jamón ibérico y embutidos, valores transmitidos de generación en generación.

La importancia de la raza  

La esencia del jamón ibérico radica en una selección de cerdos por su sobresaliente raza ibérica, que se crían y crecen en las dehesas. En Arturo Sánchez llevan más de 50 años trabajando en exclusiva con sus ganaderos, dueños de las mejores dehesas del norte de Sevilla y el sur de Extremadura. Como verdaderos expertos en la crianza del cerdo ibérico, ven amanecer y anochecer en la dehesa supervisando que sus animales se alimenten adecuadamente y se desarrollen en libertad. Al andar más, por grandes dehesas, quebradas y al aire libre, los cerdos realizan más ejercicio proporcionando una carne diferente: con mejor textura, más oxigenada y con mejor infiltración de grasa.

Doble Montanera

El papel de la bellota en la dieta del cerdo ibérico es clave para conseguir un buen producto, pero el afán por la excelencia de Arturo Sánchez ha derivado en la característica diferencial de sus ibéricos: las dos montaneras. Campaña tras campaña, esperan a que sus cerdos de bellota 100% ibéricos tengan los dos años y, por tanto, puedan alimentarse a base de bellotas durante dos montaneras, cogiendo un peso de 180 a 200 kilos de media. Esto se traduce en una carne más roja, con una grasa de mayor calidad por su gran riqueza en ácido oleico y en un producto con más propiedades antioxidantes. En definitiva, da como resultado unas auténticas joyas gastronómicas.

Curación natural

Como buenos artesanos del ibérico, en Arturo Sánchez cuelgan manualmente cada una de las piezas preservando los espacios entre ellas para que no se solapen y que el viento las cure por los cuatro costados. Una vez colgadas en los secaderos naturales, el tiempo se convierte en su mejor aliado y dejan que los vientos actúen cuando sea necesario, mientras abren y cierran las ventanas de los secaderos en el momento preciso del día en cada zona. Esa es la ciencia de Arturo Sánchez, observar cómo evoluciona cada pieza diariamente, una a una, para trasladarla a otra bodega cuando sea necesario, tanto en invierno como en verano. La sabia combinación de bodegas proporciona el carácter especial que tienen sus productos.

Embutidos nobles  

Con más de un siglo a sus espaldas, la empresa familiar utiliza las piezas más nobles del cerdo ibérico para elaborar cada uno de sus embutidos, y las trata de forma artesanal siguiendo una combinación única para su elaboración. Para el chorizo y del salchichón emplean presa, pluma y secreto y, para el lomo, trabajan únicamente las mejores piezas. El adobo de los embutidos, elaborado de forma manual por la propia la familia, se deja secar durante un breve período de tiempo en su campana de leña de encina envejecida, aportándole unos matices muy especiales. Posteriormente, curan los embutidos en los secaderos naturales dejando que la naturaleza haga su trabajo hasta que estén listos para ser degustados.

En definitiva, la historia de la empresa Arturo Sánchez es el resultado de pasión, perseverancia y un compromiso inquebrantable con la calidad y la tradición. Pero, sobre todo, es un tributo a la riqueza gastronómica de España y a la herencia transmitida de generación en generación.

Redacción

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