Fue la única vía terrestre que durante los años 70 conectó el Cantábrico con la Meseta y el resto de España. La Nacional 623, una arteria única, llena de pueblos del lado cántabro, cruzando el corazón de los Valles Pasiegos, y del lado burgalés, atravesando las riberas del Pantano del Ebro, pasando por el Parque Natural Hoces del Alto Ebro y Rudrón, por Sedano (pueblo donde veraneó durante muchos años Miguel Delibes) o Sotopalacios, una de las cunas de la morcilla burgalesa.
De aquella intensa vida económica que llenó sus pequeños pueblos de innumerables viajeros, se han hecho eco en Madrid en un evento donde han estado presentes el presidente de la Diputación Provincial de Burgos, César Rico, así como la directora general de Turismo y la de Desarrollo Rural de Cantabria, Marta Barca y Marisa Pascual. Barca ha destacado «el enorme patrimonio múltiple presente en la N-623. Un proyecto que ha sido posible gracias a la colaboración de ambas comunidades autónomas, Cantabria y Castilla y León”. Por su parte, Marisa Pascual, ha resaltado “el carácter turístico y de desarrollo rural de esta carretera, con la población que constituye la comarca como impulsora de proyectos de este tipo. Un claro ejemplo de promoción territorial, con unos resultados claramente positivos para el territorio”.
La unión del Cantábrico con la Meseta
Por parte de Burgos, Rico ha señalado que la N-623 “es ya la vieja conocida, el principal nexo de unión del Cantábrico con la Meseta, una apuesta por el desarrollo rural, que forma parte de la lucha contra la despoblación, que pone en valor todos esos negocios familiares que crean riqueza en el territorio y que hay que seguirlas manteniendo. La N-623 a su paso por la provincia de Burgos se podría definir como la carretera de las sensaciones, con puntos como Orbaneja del Castillo, Sargentes de la Lora que fue la única explotación peninsular de España del petróleo o municipios como Valdelateja. Pero también hay otros puntos y más patrimonio que conocer, a través de otros medios como el ciclismo, con la Vuelta a Burgos o la participación en la Vuelta a España como otros motores de promoción del territorio”. Un acto que también ha contado con la representación de la Secretaría de Estado de Turismo, por parte de Ricardo Blanco Portillo, Jefe de Área de Turismo Sostenible, perteneciente a la Subdirección General de Desarrollo y Sostenibilidad Turística.
Multitud de pequeños comercios, talleres mecánicos, gasolineras, restaurantes, fondas, agricultores y ganaderos, dieron color a esta vía durante toda la década de los 70, llenando de fotografías para el recuerdo la N-623. También lo hicieron las motos y auto caravanas de aquellos británicos que llegaban en ferry a Santander, dispuestos a descubrir sin prisa la mitad norte de España, cruzando esta carretera. Motivos, todos ellos, por los que desde las Diputaciones de Burgos y Cantabria llevan reivindicando esta vía, considerándose prácticamente una carretera – patrimonio debido al interés turístico que siempre ha generado.
El escenario del cocido loriego
A pesar de la construcción de la autovía que pasó a ser vía de tránsito prioritario, hoy pueblos y gentes de ambos lados (del cántabro y del burgalés) siguen nutriendo la N-623 de sabores y aromas únicos. Tal es el caso de Begoña Garrido, propietaria del Restaurante Oro Negro, en Sargentes de la Lora, una de las máximas representantes del conocido cocido loriego, que ha acudido a Madrid a hablar de este famoso plato del páramo castellano burgalés. También lo ha hecho David Martínez, desde Destilería Siderit, compañía cántabra dedicada a la elaboración de vermuts y destilados.
Las quesadas y sobaos pasiegos de Sobaos Luca, en Hontaneda y el Potro Hispano – Bretón burgalés, cuyo hábitat es el Pantano del Ebro, también han estado presentes en dicho acto, a través de un roadtrip realizado el año pasado por las Diputaciones de Burgos y Cantabria, así como los Ayuntamientos de Piélagos y Camargo junto a la periodista Lara Villanueva. Un evento donde se ha resaltado la personalidad diversa de la N-623, cuyo objetivo es que el viajero redescubra esta carretera con el espíritu de aquellos trayectos en coche de antaño, al igual que lo hicieron los veraneantes de Madrid que acudían a Santander o a sus segundas residencias en los meses de calor, durante los años 70 y los británicos que partían de Santander con sus motos y auto caravanas. También los vecinos y locales que en su día a día convirtieron este carretera, con sus viajes en coche y en autobús, en nudo de comunicación clave antes de que esta quedara abandonada.
Por eso, desde las Diputaciones de Burgos y el Gobierno de Cantabria, Burgos Alimenta, así como desde los Ayuntamientos de Piélagos y Camargo se pretende volver a poner en valor la N-623, única vía de acceso terrestre que en su día tuvieron los ingleses con el resto de España, cuando desembarcaban en el ferry en la capital cántabra. Una oportunidad para que todos aquellos viajeros vuelvan a atravesar parajes únicos, donde las lentejas de Orbaneja del Castillo, el pueblo burgalés de Sedano (donde todavía veranea la familia de Miguel Delibes), el pan y la empanada de Orzales o el queso de Tres Valles Pasiegos esperan a todo el que quiera dedicar tiempo a esos viajes de serenidad y buena mesa.
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