Las primeras cerezas adscritas al Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Cereza del Jerte, aquellas que pertenecen a la denominada variedad Navalinda, se han comenzado a certificar.
Según la presidenta del Consejo Regulador, Clara Prieto, “La producción de la cereza ha disminuido levemente este año, como consecuencia de la inestabilidad climatológica”. “Comenzó muy bien, gracias a las condiciones meteorológicas iniciales, pero el frío posterior provocó un corte de savia y un atraso en la floración”, explica Prieto. “Para mantener las condiciones de calidad que garantizan la Denominación de Origen la producción de este año ha sido menor y se calcula que se certificaran entre 500.000 a 700.000 cerezas y unos 4 o 5 millones de picota”, añade.
La Navalinda, la única con pedúnculo certificado
La variedad Navalinda, es la única variedad de cereza que cuenta con pedúnculo certificado del Valle del Jerte. Tras la certificación de la Navalinda, se procede a continuar con las picotas del Jerte, que cuenta con cuatro variedades diferentes: Ambrunés, Pico Limón Negro, Pico Negro y Pico Colorado, todas ellas también recogidas bajo la DOP.
En el Valle del Jerte el cultivo de las cerezas se desempeña de una manera natural y tradicional y su recolección es manual, dada la delicadeza del producto. Todo este trabajo, llevado a cabo de una forma familiar, tiene como resultado el sabor único de las cerezas y picotas. Además, cuenta con un alto contenido en vitaminas A y C, oligoelementos como el hierro o el calcio, flavonoides como el potasio y otros muchos nutrientes. Convirtiéndolas, no solo en un producto de gran sabor, sino también muy saludable y recomendable.
Tras una rigurosa selección y un exhaustivo control de calidad, sólo las mejores se identifican con el sello de la Denominación de Origen “Cereza del Jerte”. De esta forma, se garantiza la máxima calidad que acoge la Denominación de Origen Protegida Cereza del Jerte y que es fácilmente distinguible gracias a la contraetiqueta ubicada en las cajas de cerezas y picotas que llegan a los mercados, procedentes del Valle del Jerte.