Con motivo del centenario del nacimiento de José Hierro, la bodega lanzaroteña ha elaborado un vino fresco, aromático y con volumen para conmemorarlo.
El Grifo lo ha vuelto a hacer. Su apoyo al arte y a la cultura es incondicional e incansable. Una muestra más de ello es la presentación del vino José Hierro Malvasía con pieles 2021 (30,25 euros) , una nueva referencia que rinde homenaje a José Hierro en el centenario de su nacimiento. Con anterioridad ya había dedicado ediciones espaciales a César Manrique, siempre muy vinculado a la bodega, igual que José Saramago, del que también este año ha celebrado su centenario con un vino alusivo.
La biblioteca de El Grifo
Estrechamente vinculado a la bodega, en noviembre de 1998 Hierro presidió el acto inaugural de la biblioteca del vino de El Grifo, en Lanzarote, en el que leyó emocionado, uno de sus poemas, incluido en Cuaderno de Nueva York, dedicado a su amiga y poeta Gloria Fuertes. Nacido en 1922, habló con énfasis de la poesía, a la que conectó de forma irremediable con la vida, y alabó la idea de fusionar el vino y la literatura a través de la apertura de una biblioteca lanzaroteña.
Esta nueva referencia de El Grifo se trata de un vino único y diferente, como los versos del poeta madrileño. De producción muy limitada, 1.632 botellas, este monovarietal de Malvasía Volcánica proviene de la parcela de Don José Núñez ubicada en La Geria, donde el suelo cultivable es muy escaso y se planta casi en roca viva. Sus cepas son prefiloxéricas con edades comprendidas entre 60-80 años, de gran potencial enológico. De crianza en depósito de hormigón, fue embotellado el 4 de abril de 2022 tras ocho meses desde su vendimia.
José Hierro Malvasía con pieles 2021 es de color amarillo pajizo, limpio y brillante. En su aroma domina el carácter varietal de la Malvasía Volcánica, denso y profundo, como a polvo de talco, y otros maduros que recuerdan a albaricoque y níspero, con toques florales y algunos aromas novedosos y complejos como la guinda, gracias a la fermentación intracelular. En boca es complejo, con un paso profundo. Fresco, con volumen y un final amplio, destaca la intensa salinidad, que evoca a su origen y la cercanía al mar, y a esos aromas maduros presentes también en nariz, sobre todo el albaricoque.
En definitiva, un vino que enamora por su madurez intensa y refleja las características organolépticas del viñedo volcánico de El Grifo.