Familia Torres ha presentado en primicia las nuevas añadas de sus vinos más emblemáticos, los que integran la colección Antología Miguel Torres, a sumilleres y periodistas de vino en dos eventos celebrados recientemente en la bodega del Penedès y otro en Madrid. Son Mas La Plana, Reserva Real y Grans Muralles de la añada 2018 y Milmanda y Mas de la Rosa de la añada 2019, cinco vinos de tres Denominaciones de Origen y dos añadas muy diferentes entre sí, que reflejan la singularidad del viñedo desde la vertiente más hedonista y gastronómica.
Para Miguel Torres Maczassek, quinta generación de Familia Torres, el denominador común de estos cinco vinos son la elegancia y la frescura. “Queremos que estos vinos hablen de paisaje, historia y tradición. Son vinos con mayor acidez, en los que prima la fruta por encima de la madera, buscando el mejor equilibrio para mostrar su vertiente más hedonista”, señala Miguel Torres, que ha dirigido la cata junto al director técnico Josep Sabarich.
Tres vinos de 2018
Del Penedès, procede el vino más legendario de Familia Torres. Mas La Plana 2018 es el resultado de prácticamente cincuenta años trabajando y conociendo cada parcela de las 29 hectáreas que tiene la finca, cultivada hoy bajo los principios de la viticultura regenerativa para crear un ecosistema natural que permita recuperar la fertilidad de los suelos, frenar la erosión, incrementar la biodiversidad y luchar contra el cambio climático. La finca, flanqueada por el río Foix y la riera de Llitrà, se estructura en tres partes en función de la altura y la constitución de sus suelos aluviales, y cada parcela se vinifica y envejece de manera distinta.
Tras un trabajo muy minucioso en bodega para buscar el mejor equilibrio, el ensamblaje de los diferentes lotes de Cabernet Sauvignon ha dado como resultado un vino expresivo, vivo, con mucha fruta, envuelto de la complejidad que le aporta la crianza en barrica. “Es un vino que todavía se muestra joven y que tendrá una muy buena evolución en botella por las características de la añada”, comenta Josep Sabarich. 2018 fue una añada fresca para el Mediterráneo, con una primavera lluviosa y un verano seco que favorecieron una maduración pausada de la uva y esto, a su vez, permitió mantener la acidez.
La particularidad de Reserva Real 2018, el segundo Penedès de la colección, radica en los suelos de llicorella, únicos en la región, de la pequeña finca de Les Arnes de tan solo 4 hectáreas. La frescura de la añada también se percibe en el vino, aunque no tanto como en Mas La Plana, ya que los suelos aquí tienen menor capacidad de retención del agua. Las tres variedades que conforman este vino se trabajan por separado y buscando un perfil más clásico, con maceraciones más largas, que le confieren una buena estructura en boca y taninos más marcados.
También de la añada 2018, pero procedente de la Conca de Barberà, cerca del Monasterio de Poblet, es Grans Muralles, primer exponente del proyecto de recuperación de variedades ancestrales que lleva a cabo Familia Torres desde los años ochenta. Grans Muralles nació en 1996 como un cupaje de variedades autóctonas, entre ellas la ancestral Garró. Hoy mantiene cinco variedades, con una presencia mayoritaria de Cariñena, que le aporta estructura, y Garnacha, que le aporta fruta, si bien cada una de las otras variedades –Querol, Monastrell y Garró– deja su impronta en el vino. Las variedades se trabajan de manera muy diferente en función de lo que se quiera extraer de cada una. En boca, Grans Muralles 2018 muestra la frescura de la añada, envuelta de finura, longitud y tensión, con buena capacidad de envejecimiento.
Dos vinos de 2019
Al contrario de la añada 2018, la añada 2019 fue más bien seca, con temperaturas normales. Mas de la Rosa 2019 es la expresión honesta de la viña de 1,9 hectáreas de cepas de más de 80 años, situada en Porrera. Es la cuarta añada de este vino impulsado por Miguel Torres Maczassek, que quedó prendado del viñedo por su incomparable belleza. Su forma de entender este pequeño rincón del Priorat se ha materializado en un vino delicado y hedonista, de Cariñena y Garnacha, de las que se extrae la esencia, con maceraciones más cortas. “Buscamos que el vino transmita delicadeza y elegancia, ya que para nosotros esta es la manera de entender este paisaje”, afirma Miguel Torres.
De vuelta a la Conca de Barberà, la añada 2019 también fue seca, aunque hubo episodios de lluvia en la época de floración y en el mes de julio, que permitieron a la planta encarar bien el periodo de maduración. Milmanda 2019 es el único blanco de la colección de Antología. Procede de la finca del Castell de Milmanda, flanqueada por los ríos Sec y Francolí y protegida por la Sierra de Prades, que imprime al clima un carácter continental. Tanto el clima, como los suelos arcillosos profundos, son idóneos para el desarrollo de la Chardonnay. De esta nueva añada, destaca la frescura y complejidad aromática, que le confieren al vino una boca larga y amable, con muchos registros.
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