La caída de la actividad del sector de la Hostelería en el primer semestre ha sido de más del 50% y a mediados de septiembre acumula una pérdida del 45%, según los datos del Estudio de Fedishoreca sobre la reapertura de la Hostelería. Por este motivo, el director general de Fedishoreca, José Manuel Fernández
Echevarría, alerta de que “sin la prórroga de los Ertes y con las restricciones actuales, la situación de la Hostelería es insostenible”. Es por este motivo que la patronal de la distribución al canal Horeca asegura que “la prórroga de los Ertes en la Hostelería a partir del 30 de septiembre es imprescindible para que las empresas y autónomos que eran viables antes de la pandemia y se encuentran en esta situación temporalmente, puedan recuperarse en el futuro cuando finalicen las restricciones”.
Echevarría añade además que con las nuevas restricciones a la hostelería las ventas en la primera quincena de septiembre vuelven a caer a niveles del mes de junio con una pérdida del 32% en relación con el año anterior. Y según la tendencia la evolución prevista para los próximos meses es a peor.
Para Fedishoreca, en estas circunstancias, la flexibilidad de los Ertes por fuerza mayor es clave y está permitiendo que se mantengan activas muchas empresas y
autónomos con sus puestos de trabajo. Estas empresas, además, incorporan a sus trabajadores a medida que la actividad de cada empresa lo requiere.
Perder todo lo que se ha conseguido
Para Echevarría, «no se puede abandonar a las empresas de hostelería en este momento crítico, con las importantes restricciones que tienen impuestas y con cada vez más zonas afectadas. Supondría perder todo lo que se ha conseguido hasta ahora con los Erte”.
Según los estudios realizados por Fedishoreca, desde el inicio de la desescalada, la Hostelería ha podido reabrir, pero con importantes restricciones y afectada en su
actividad con distintos impactos según la zona donde opera y el tipo de establecimiento. Como zonas más afectadas han estado las que concentran turismo extranjero y hoteles y el centro de las ciudades en general, tanto por el turismo como por las oficinas y el teletrabajo. Los tipos de establecimientos con más impacto negativo han sido los Hoteles, con un alto porcentaje de cerrados, los que no tienen terraza y los que dependen de la barra. En general ha caído especialmente la actividad en la hora del desayuno y en el menú de mediodía, lo que ha obligado a muchos a abrir solo por las tardes.
A partir del mes de julio se han incrementado las restricciones a la Hostelería reduciendo gran parte de sus posibilidades de actividad y afectando desde el cierre total de pubs y ocio nocturno, al cierre de las barras (en muchos establecimientos es su actividad principal), a las restricciones de aforo al 50% en interiores y terrazas, hasta las limitaciones horarias con obligación de cierre a las 10 de la noche. Estas restricciones se dan cada vez con mayor frecuencia y en ciudades más importantes de diferentes comunidades autónomas.
Estas situaciones cada vez más frecuentes y en más territorios o ciudades serían insostenibles sin los Ertes ya que permiten adaptar el personal a la actividad para las empresas del sector de hostelería, para los distribuidores que las abastecen y para otras empresas dependientes de su actividad.
Incertidumbres de la segunda ola de la pandemia
Las consecuencias de no prorrogar los Ertes el día 30 de septiembre no son fáciles de calcular por la incertidumbre de la segunda ola de la pandemia, pero desde Fedishoreca se estima que los 56.000 establecimientos cerrados actualmente (el 18,2%) aumentarían como mínimo a 95.000 (el 30%) y según el escenario final se podrían superar los 125.000 cierres de establecimientos de hostelería, que suponen el 40% del total.
Si no se prorrogan los Ertes y además se mantiene la limitación de 6 meses sin despidos, todos los establecimientos o empresas con caída en la actividad no podrán ajustar el personal a sus necesidades y la situación no será viable para ellas. Los establecimientos todavía cerrados (o que han tenido que cerrar después de reabrir) por la falta de actividad en su zona o tipo de establecimiento, tendrían que prescindir de todo el personal hasta ahora en Ertes y cesar en la actividad.
Otra consecuencia, si no se prorrogan los Ertes, es que el personal que se acoge a ellos perderá su empleo y muchas empresas cerrarán perdiéndose también el empleo del personal que no está en Erte.
Para Echevarría, “las empresas no pueden soportar la actual caída de negocio e ingresos sin poder ajustar los empleados. Desde Fedishoreca pedimos que se puedan mantener los Erte mientras duren las restricciones a la hostelería y los niveles actuales de la crisis sanitaria”.
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