La premiada almazara malagueña Finca La Torre adelanta la recolección de la aceituna a septiembre como consecuencia del calor y la prolongada sequía, que ha afectado notablemente al sector oleícola; la cosecha durará aproximadamente hasta finales de octubre, un período más reducido de lo normal, dando como resultado un aceite exclusivo y de una calidad única en España. En la imagen, el Aove de Hojiblanca de Finca La Torre.
Las adversas condiciones climáticas que han azotado el país en los últimos meses han dado de lleno en el sector oleícola. Las altas temperaturas, las intensas y numerosas olas de calor y la prolongada sequía han obligado a la almazara malagueña Finca La Torre a adelantar la recolección de la aceituna. Así, el que es uno de los proyectos más reconocidos del sector en nuestro país empezó este mes de septiembre —en torno a 15 días antes de lo habitual— la recogida del fruto con el que produce sus afamados aceites de oliva virgen extra.
Un 12 por 100 menos de producción
Víctor Pérez, ingeniero agrónomo y responsable de toda la producción de estos singulares ‘oros líquidos’, ya ha hecho las primeras estimaciones de la cosecha de este año. Según apuntan sus previsiones, desde mediados de septiembre y hasta finales de octubre —también terminará antes de lo normal—, se recolectarán unas 350 toneladas de aceituna (un 12% menos que en la campaña anterior): 150 toneladas de la variedad Hojiblanca —parte de estas proceden de árboles centenarios—, 150 de Arbequina y las otras 50 correspondientes a las variedades Cornicabra y Picudo. En total, se prevé que la producción de los cuatro tipos de AOVE —Hojiblanca, Arbequina, Cornicabra y Picudo—alcance las 60 toneladas. Una campaña de producción muy limitada y cuidada que da como resultado un aceite exclusivo y de una calidad única en España.
Estas cifras son menores que las de años atrás; unos números directamente afectados por los fenómenos atmosféricos, cada vez más extremos, que afectan a la agricultura y dañan las cosechas, determinando la calidad del producto final. Sin embargo, el tiempo adverso ha hecho que desde Finca La Torre mimen, más si cabe, sus olivos, ya que son conscientes de que son guardianes de una tradición milenaria cargada de historia. Según Pérez, la prolongada sequía y el caluroso verano han reducido la cantidad de frutos de los olivos y han acelerado su maduración, aunque no ha mermado su calidad, que mantiene ese perfil de excelencia. Como explica el gerente de Finca La Torre, «la aceituna tiene menos humedad y, durante el proceso de elaboración del aceite, perderá menos antioxidantes. Así, el AOVE resultante será más potente, amargo y picante, de excelente calidad y más saludable debido al alto contenido de polifenoles que esperamos».
Productores de algo único
La almazara malagueña Finca La Torre, con 11 años de exitosa trayectoria, tiene al ingeniero agrónomo Víctor Pérez como alma mater del proyecto, al frente de un modelo de producción y elaboración ecológico y biodinámico que consigue sacar el mayor partido al olivar de su finca propia. Situada en Bobadilla, a quince minutos del centro de Antequera, cuenta con 380 hectáreas, entre pastos, pinares y olivares, compuestos estos últimos por un 50 % de olivos centenarios de la variedad hojiblanca —es la estrella de la gama de AOVES— y el 50 % restante por olivos nuevos de las variedades arbequina, picudo y cornicabra, de intensísimos aroma y sabor. En Finca La Torre, consiguen, mediante un delicado tratamiento del fruto, extraerle todo el potencial a cada variedad. El proceso comienza por una recolección temprana y sigue con la extracción en frío para que el fruto mantenga intactas sus propiedades. El secreto está en recoger la cantidad que la almazara puede molturar en el día. Así, además de potenciar al máximo su aroma, su sabor y su textura, se garantizan sus propiedades saludables (antioxidantes como la vitamina E, los polifenoles, etc.).
Además, comprometidos con la sostenibilidad, Finca La Torre cuenta con placas solares para cubrir parte de sus necesidades mediante un sistema verde. Del mismo modo, la almazara forma parte de ‘Olivares Vivos’, un proyecto en torno a la olivicultura que busca revertir la degradación de los espacios dedicados a la producción de aceite. Para ello, se apuesta por incrementar la rentabilidad del olivar a partir de la recuperación de la biodiversidad. Para este proyecto demostrativo, desarrollado en diferentes espacios, se apuesta por la introducción de ciertas prácticas, como el manejo de cubiertas herbáceas y la plantación de diversas especies arbóreas, arbustivas y herbáceas y se aboga por la creación de elementos funcionales para albergar fauna, tales como cajas nido o la implantación de charcas y bebederos. Gracias a los animales que proliferan entre los olivos de Finca La Torre, es posible avistar aves autóctonas, tales como arrendajos, búhos y lechuzas.