Ávila pone en marcha las visitas teatralizadas durante el verano para impulsar el turismo de la ciudad. La cocina abulense destaca por su carne avileña y las legumbres (en la imagen, las judías de El Barco de Ávila) como pilares.
Ávila, ciudad declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en 1985, se caracteriza por tener un gran patrimonio cultural y gastronómico que la posiciona como el lugar idóneo para conocer, combinando elementos tradicionales y nuevos productos turísticos. Es conocida principalmente por su gran muralla medieval del siglo XII y, gracias a sus monumentos, se podría considerar una de las ciudades más atractivas del territorio nacional.
Visitas guiadas y teatralizadas
Para ello, la ciudad nos ofrece la oportunidad de poder disfrutar a través de visitas guiadas y teatralizadas de manera dinámica y divertida en las que nos muestran la ciudad, su historia y sus leyendas. Entre algunas de ellas podemos destacar la visita “Ávila de leyenda” que recorre, entre otros, la Basílica de San Vicente o la Plaza del Mercado Grande; o “Ávila Isabelina” en la que se conocerá el Monasterio de Santa Ana y el Real Monasterio de Santo Tomás.
Estas visitas tratan de resaltar todos los aspectos e inquietudes de la ciudad. Los turistas, para ello, tienen la posibilidad de elegir entre diferentes rutas de visitas teatralizadas para conocer distintos aspectos como Ávila palaciega, personajes ilustres y hechos históricos. También ponen a disposición visitas nocturnas para conocerla desde un punto misterioso.
Carne de Avileña y judías de El Barco
Dentro de su página web “ÁvilaTurismo” (www.avilaturismo.com) nos muestran todas las posibilidades de disfrutar del ocio. Dentro de estas visitas se conocerán todos los orígenes de esta gran ciudad y en la que también podemos identificar influencias en la gastronomía de la cocina romana, árabe, judía, morisca y mudéjar.
Debido a sus bajas temperaturas, la cocina abulense se caracteriza por la presencia de guisos contundentes. Siempre se basan en dar protagonismo al producto base y a los sabores tradicionales. La comida de Ávila se fundamenta especialmente en las carnes procedentes del ganado vacuno en la que resalta la raza conocida
como Avileña Negra-Ibérica. Este producto, unido a las legumbres, son los pilares fundamentales. Algunos de los platos típicos son las judías de El Barco de Ávila, tostón de Arévalo, el cocido moragueño o las yemas de Santa Teresa.