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La IGP Vaca Gallega-Buey Gallego, registrada en la UE

Hasta ahora la IGP contaba con una protección nacional transitoria. Su finalidad es proteger y poner en valor la carne de vaca y de buey producida en Galicia, apostando por su calidad, mejorando su comercialización y fomentando su consumo. Su balance es de 1.194 explotaciones ganaderas y 40 industrias y comerciales cárnicas inscritas, y más de 25.773 reses registradas.

El pasado 6 de octubre se publicó en el Diario Oficial de la Unión Europea el Reglamento por el que se inscribe la Indicación Geográfica Protegida Vaca Gallega-Buey Gallego en el Registro Comunitario de Denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas Protegidas.
Este reconocimiento e inscripción en el registro comunitario fue posible tras un proceso de cinco años de tramitación, desde sus inicios a mediados de 2017, para dar curso y complementar la solicitud presentada en su día. Los objetivos que se buscan son la protección jurídica y la puesta en valor de la carne procedente de las vacas y de los bueyes que se producen en Galicia, el impulso de su comercialización y el fomento del consumo de una carne sinónimo de calidad diferenciada, tanto en el mercado nacional como internacional.
La obtención de este registro definitivo como IGP supone para Vaca Gallega-Buey Gallego, tal y como señala el presidente del Consejo Regulador de las IGPs de Carne de Vacuno de Galicia, Jesús González, el máximo reconocimiento como sello de calidad, la protección y el fomento de la calidad de nuestra carne de vaca y de buey, la generación de valor añadido para las explotaciones gallegas de vacuno y también nuevas oportunidades de mercado.
La IGP Vaca Gallega-Buey Gallego echó a andar con una protección nacional transitoria en julio de 2017, con las primeras inscripciones de explotaciones ganaderas y de los animales, cuyo proceso de engorde y acabado final dura como mínimo seis meses. Siete meses después, el 9 de febrero de 2018, el Consejo Regulador llevó a cabo las primeras certificaciones de canales en tres industrias cárnicas gallegas.
A lo largo de estos años, la IGP cuenta con 1.194 explotaciones ganaderas y 40 industrias y comerciales cárnicas inscritas. El número de reses inscritas es de 25.773, de las cuales 1.276 son bueyes y 24.497 vacas, y, hasta este momento, se llevan certificadas 2.250 canales, de las cuales 2.127 corresponden a Vaca Gallega y 123 a Buey Gallego, que supusieron 955.425 kg de carne comercializada bajo el amparo de la Denominación, con un valor aproximado en primera venta por encima de los cinco millones de euros.
Un indicativo de referencia para el vacuno de carne gallego
La IGP Vaca Gallega-Buey Gallego abarca la totalidad del territorio gallego. Los animales deben nacer, criarse, engordarse, sacrificarse y desguazarse en Galicia, con el objetivo de preservar su especificidad y controlar las condiciones de obtención y faenado del producto. En el caso de los bueyes, tienen que superar los 48 meses de edad al sacrificio.
La carne amparada procede de las principales razas existentes en la Comunidad, sobre todo la Rubia Gallega y las Morenas Gallegas (Cachena, Caldelana, Frieiresa, Limiana y Vianesa), y también la Asturiana de los Valles, la Limusina, la Rubia de Aquitania, la Frisona y la Pardo Alpina, así como sus cruces. En la alimentación y manejo se siguen las prácticas tradicionales en Galicia, apostando por el pastoreo y el uso de forrajes conservados como el silo y la hierba seca, complementados con harina de cereales, patatas, nabos y concentrados, en el caso de ser necesarios para lograr un bueno engorde final.
Las canales deben destacar por su grado de engrase, infiltración grasa y conformación. La carne se presenta refrigerada, sin que pueda ser congelada a lo largo del proceso de obtención y comercialización. En función del tipo de pieza, se exige un tiempo de maduración mínimo para que el producto gane en terneza, jugosidad y sabor.
El producto tiene que cumplir el programa de control fijado por el Consejo Regulador para que pueda ser etiquetado y comercializado con el logo identificativo de la IGP, con las etiquetas de Vaca Gallega o de Buey Gallego, según corresponda. Además, para favorecer y mejorar su comercialización, es posible establecer acuerdos de colaboración entre el Consejo Regulador y las carnicerías y cadenas comerciales interesadas.
La finalidad de la IGP es ofrecer garantías a los consumidores sobre el origen y la calidad de la carne, mejorar la comercialización principalmente de aquellas piezas más significativas de la canal (chuletero, solomillo, contra, babilla, tapa…) y potenciar el consumo de las demás partes de la canal y su uso para obtener productos elaborados de prestigio. En resumen, se pretende generar un mayor valor añadido que repercuta en el conjunto del sector de vacuno de carne y en el medio rural gallego en general.

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