En La Playa (casa de comidas del barrio madrileño de Chamberí, ahora integrada en Grupo Oter) los arroces, pescados y el pulpo son los protagonistas de una propuesta gastronómica que rinde homenaje al Levante y al producto de temporada. Redondea la experiencia una completa carta de vinos en la que se encuentran desde diferentes opciones de aperitivo y cócteles, a espumosos, vinos blancos, rosados y tintos de diferentes regiones y Denominaciones de Origen de España.
En 1943 nacía La Playa, un emotivo tributo a la rica tradición culinaria del Levante materializado en una acogedora casa de comidas en el barrio madrileño de Chamberí. Casi un siglo después, este establecimiento -ahora parte de Grupo Oter- continúa siendo el fiel guardián de sus raíces, destacando por una cocina auténtica, una excelente materia prima y un compromiso inquebrantable con los productos de temporada. Todo ello, sumado a un servicio de sala que se erige como una pieza fundamental en su atmósfera cálida y familiar, han contribuido a convertir La Playa en una de las joyas imprescindibles de la zona.
Las elaboraciones de siempre
Ubicado en el número 24 de la calle de Magallanes, La Playa pone en valor aquellas elaboraciones que durante décadas han conquistado a los amantes del buen comer, encapsulando la esencia de la cocina de antaño, repleta de aromas, sabores y elaboradas con mucho mimo. Así, cada plato de la carta transporta a paisajes mediterráneos, todo ello con un toque contemporáneo que eleva la experiencia a nuevos niveles.
Bajo la dirección gastronómica del chef del grupo, Francisco Martínez Sarabia, La Playa sitúa en un lugar de honor en su carta a sus arroces, conformando así una de las secciones más extensas dedicadas a esta elaboración dentro de los restaurantes de Grupo Oter, y estableciéndose como emblema indiscutible del restaurante. Sobresalen propuestas como el arroz con carabineros de Isla Cristina; el arroz con bogavante azul; el arroz negro a la tinta de calamar; o el arroz marinero. Entre las nuevas incorporaciones que aportan un toque innovador y reivindican la temporada se encuentran el arroz de conejo y boletus o el arroz de gambas y pescado de roca.
La merluza de pincho, ingrediente estrellas
Más allá de su destacada selección de arroces, que constituye quizás el más fiel reflejo de la auténtica cocina mediterránea, tampoco se pueden perder de vista sus opciones de merluza de pincho. Esta especialidad se sirve en diversas elaboraciones, como la merluza a la gallega con sus cachelos, al horno con su refrito de ajos o al vapor sobre un lecho de espinacas acompañada de una exquisita mahonesa de lima. También sus opciones de pescados, pulpo y concha, con elaboraciones como el calamar de potera a la parrilla; los chipirones de anzuelo al Ajili-mojili; el pulpo de pedrero con cachelos al aceite de pimentón; el rape a los ajos tostados o las almejas de playa a la sartén al punto picante.
Como colofón, resultan imprescindibles sus postres, que se realizan de manera artesanal, y entre los que destacan el creppe suzette al Grand Marnier -un clásico elaborado a la vista del cliente con zumo de naranja, azúcar tostado, Grand Marnier y Mangaroca-, o el hojaldre fino de manzana horneado al momento, caramelizando láminas de manzana. También propone opciones más refrescantes y ligeras, como el carpaccio de piña y mango o los sorbetes especiales: limón al cava, mandarina al vodka y mango al ron, entre otros.
Vinos y coctelería
Redondea la experiencia una completa carta líquida en la que se encuentran desde diferentes opciones de aperitivo y cócteles, a espumosos, vinos blancos, rosados y tintos de diferentes regiones de España. Tampoco se puede perder de vista su extensa carta de coctelería: opciones tradicionales como su Bloody Mary, Cosmopolitan o Manhattan, destacan entre otros, aunque el restaurante también cuenta con algunos cócteles de elaboración propia, como “El Sur”, elaborado con Martín Millers, zumo de lima, sirope y hierbabuena, la mezcla perfecta entre un mojito y una limonada con las interesantes notas de los botánicos, o “El Padrino”, un cóctel elaborado a base de whiskey Yellow Rose, el whiskey craft urbano de Houston, redondeado con un toque dulce y cítrico, perfecto para alargar cualquier sobremesa.
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