Pese a que la población celiaca representa actualmente menos del 1% en España, según datos del Ministerio de Sanidad, el mercado de productos que están libres de gluten no deja de aumentar. Esto se debe, entre otros factores, a que a lo largo de los últimos años se ha fomentado la creencia de que eliminar dicho elemento de la alimentación de las personas sanas tiene efectos positivos para la salud. Pero, ¿es posible justificar de algún modo este tipo de afirmaciones? ¿Están basadas en investigaciones o publicaciones científicas?
La respuesta es no, aun cuando el consumo de productos de panificación, que siguen siendo los más habituales en la cesta de la compra de los españoles, está decayendo. De ahí que en España se adquirieron cerca de 1.430 millones de kilos de pan hasta el pasado 31 de agosto, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, un 4,4 % menos frente al mismo lapso de 2020.
¿Engorda el gluten?
El gluten es un compuesto de proteínas, formado por gliadinas y gluteninas, que se localiza en los alimentos procesados a partir del trigo y cereales relacionados, como la cebada y el centeno; y el causante de la enfermedad celiaca, una afección genética autoinmune, en la que, al comerlo, el sistema inmunitario reacciona y daña las vellosidades intestinales, deteriorando la absorción de nutrientes, siendo el único tratamiento la adopción de una dieta libre sin gluten de por vida.
Sin embargo, las dietas libres de gluten se han puesto de moda entre individuos no celiacos, en línea con la tendencia que asegura que este tipo de alimentación favorece la pérdida de peso, pero lo cierto es que todavía no hay ninguna evidencia científica que haya respaldado la teoría.
De hecho, tal como pone de manifiesto Beatriz Navia Lombán, doctora en Farmacia y profesora del departamento de Nutrición y Ciencia de los Alimentos de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), no existen pruebas de que suprimir el gluten tenga resultados beneficiosos para la salud de la población sana, sino todo lo contrario. “Hay estudios que han comprobado que algunos productos sin gluten tienen menos proteína y fibra, y más sodio y grasa -especialmente saturada- que sus homólogos con gluten. Además, si la dieta sin gluten no se plantea bien, es frecuente que disminuya la ingesta de fibra, vitaminas, minerales e incluso se puedan perder beneficios asociados al consumo de cereales integrales”, puntualiza.
El gluten y la salud
En paralelo, también existen otras consecuencias vinculadas a la eliminación del gluten de la dieta de personas sin celiaquía, dado que diversos trabajos de campo han constatado que los productos ‘gluten free’ suelen ser más caros y menos palatables que sus homólogos naturales.
Mientras, en el lado opuesto, diferentes estudios epidemiológicos han destacado el papel de los cereales de grano completo en el cuidado de la salud. “Beneficios que parecen ser debidos no solo al valor nutricional de estos alimentos, con gran cantidad de fibra, minerales y vitaminas, sino a los fitoquímicos -polifenoles, carotenoides, alquilresorcinoles, etc.- presentes en ellos, y que se encuentran, sobre todo, en el salvado y el germen del grano del cereal”, explica Navia.
Por tanto, los expertos en nutrición señalan que las mejoras observadas por la gente al suprimir el gluten de su dieta pueden proceder de optimizar la calidad de su alimentación, al disminuir el consumo de procesados e incrementar el de frutas, verduras y cereales integrales sin gluten.
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