Chefs como Andoni Luis Aduriz o Joan Roca destacan los valores que heredaron de la época de elBulli, mientras que cocineros internacionales como Massimo Bottura y Gastón Acurio reconocían que sin la revolución que se vivió en España su cocina no sería la misma. Aquí la foto de familia de «los revolucionarios» de la cocina mundial, acaso el gran momento de Madrid Fusión 2025.
Madrid Fusión Alimentos de España ha reunido a casi medio centenar de figuras de la cocina y la gastronomía internacional en un acto, el tributo a los revolucionarios que hace 30 años reinventaron la cocina, que, más que en homenaje, se convirtió en una rotunda y unánime reivindicación de su vigencia. Periodistas, críticos, cocineros e intelectuales conducidos por el director del congreso, Benjamín Lana, y su presidente, José Carlos Capel, debatieron y opinaron, y lo que parecía que iba a ser un agasajo como los que se tributan a quienes terminan su recorrido vital, terminó siendo la constatación de que aquello que comenzó en un restaurante en la remota Cala de Montjoi de la Costa Brava, está vivo y sigue evolucionando bajo diversas formas.
“Lo que sucedió aquí es el nacimiento de la nueva cocina mundial, y los movimientos que han sucedido a esta revolución, como la cocina nórdica, vienen de ella”, afirmó el publicista Toni Segarra, copartícipe del movimiento como colaborador del equipo de elBulli. “Esta ‘nueva nouvelle cuisine’ puso a España en el centro del mundo, lo que lleva a afirmar que aquí la gastronomía debería ser una cuestión de estado. ¿Por qué no lo es? Lo que hay que hacer y no hemos hecho aún, es construir y solidificar ese talento enorme que se reveló en aquel momento”, añadió.
El evento se estructuró en tres actos que correspondían a tres ángulos de visión. En el primero, algunos de los periodistas y críticos que vivieron la revolución creativa, reflexionaron sobre su génesis, su contexto y sus características. En el segundo, hablaron los hermanos Ferran y Albert Adrià, líder y lugarteniente; y en la parte final intervinieron cocineros de distintas generaciones y nacionalidades cuya trayectoria quedó marcada por esa experiencia.
Con respecto al contexto, el crítico gastronómico Rafael García Santos recordó que “en España veníamos de una guerra y una dictadura. Esta revolución es fruto de una gente con hambre de conocer y de ser los mejores”. “Estaban sucediendo cosas mucho más rompedoras en la gastronomía que en cualquier otra disciplina de la cultura”, apostilló Pau Arenós. “Era como si toda aquella gente sintiera que tenía una misión”. El periodista y autor de ‘Los genios del fuego’ (1999), libro que viene a ser una instantánea del movimiento, reclamó la necesidad de seguir contando lo que pasó: “La gente joven no sabe nada de esto, y es una tragedia, porque ellos son quienes han de tomar el relevo”.
La periodista estadounidense Lisa Abend destacó la trascendencia internacional. “La fama de elBulli hizo que allí llegara un ejército de stagers de todas partes. Eso cambió el mundo”. Su colega italiano Marco Bolasco abundó: “elBulli era como el Schengen de la cocina”. La universalidad y trascendencia de la revolución la refrendaron Massimo Bottura, Gastón Acurio, Yoshihiro Narisawa y Heston Blumenthal. “El movimiento peruano hubiera sido muy difícil sin la inspiración y el apoyo del movimiento español”, dijo Acurio.
Los cabecillas de la revolución, Ferran Adrià en la parte ideológica y Albert en la creativa, destacaron que el cambio de paradigma consistió en mirar la creatividad como una actitud de vida y no como un objetivo. En el mismo sentido se pronunció Andoni Luis Aduriz, uno de los genios salidos de aquel vivero. “Más que técnicas, lo que me llevé de elBulli fueron valores. Cuando me fui, Ferran me dijo: nunca dejes de crear”. También Joan Roca sintió que se llevó valores y la decisión de sumar El Celler de Can Roca a aquella revolución. “Cuando se apagó el foco de elBulli, se encendió el de El Celler. Eso significa que el foco de la gastronomía seguía estando en el mismo lugar. España sigue siendo un polo de atracción”, dijo.
Quique Dacosta apuntó que “todas las cosas que cada uno hemos hecho después pueden tener apariencias distintas, pero su esencia es la mirada que construimos entre todos zarandeando los corsés y ejerciendo la libertad”. Carme Ruscalleda, autodidacta, no pasó por elBulli, “pero tenerlo cerca me dio fuerzas para hacer lo que yo sabía que quería hacer”, dijo. En una generación posterior, Dani García llevó a la cocina andaluza esa filosofía. “Tuve la suerte de que aquellos señores a los que admiraba estuvieran dispuestos a echarme una mano en todo momento”, agradeció.
El homenaje terminó con una foto de familia donde se juntaron casi medio centenar de representantes de distintas generaciones y caminos culinarios que, en todo caso, ponen de manifiesto la vigencia de esa revolución. El líder en activo, Ferran Adrià, aprovechó el fin de fiesta para reclamar que la comunidad de la gastronomía exija un plan estratégico por la gastronomía a las autoridades del Gobierno de España.
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