Desde su expositor saludan los más frescos pescados salvajes del día, como el virrey que da nombre al restaurante de la calle Zurbarán de Madrid o los bígaros asturianos frescos, difíciles de encontrar en la capital. La selección de entrepanes como el pepito de merluza gallega rebozada, el bocadito de sardina con piparras (en la imagen), el pepito de solomillo de ternera gallega o el de mejillón con su mayonesa de escabeche hablan de verdad, de producto y de conocimiento de su cliente.
La modernidad y el art decó neoyorquinos se entremezcla con el encanto y la pureza del Cantábrico con toda la fuerza de ambos mundos en el restaurante madrileño Virrey, con una combinación tan poco habitual como necesaria. Al cruzar sus característicos toldos verdes, el azul de sus tapizados, el entelado de sus techos, la madera noble de sus paredes y el blanco de sus manteles, se proporciona una sensación de estar entrando en un mundo que ya no existe pero que, al conocerlo, se entiende lo necesario que era hacerlo regresar.
Cuidado por los detalles
Preside la sala central y divide el espacio, una barra a dos alturas, de mármol blanco y donde el azulejo art decó deja bien claro que en Virrey cada detalle se ha tenido en cuenta. Los colores escogidos, granates, verdes, mostazas y azules contrastan con el veteado de la madera, evocan los paisajes cántabros y da pistas de que la experiencia va a ser un recorrido gastronómico con mucho sabor a mar. Desde su expositor saludan los más frescos pescados salvajes del día, como el virrey que da nombre al restaurante o los bígaros asturianos frescos, difíciles de encontrar en la capital.
Carta exclusiva de barra
Para poder disfrutar de este elemento que es pieza clave del restaurante, se ha ideado una carta exclusiva de barra disponible de 17 a 20 h. En ella, la gilda xxl, ideada por el chef Carlos Fernández Miranda, de boquerón, anchoa, atún en sashimi y bacalao, provoca un baile de sabores difícil de olvidar. Se dice que “de los olores el pan y de los sabores la sal”, este dicho aplica perfectamente a la selección de entrepanes de Virrey, el pepito de merluza gallega rebozada, el bocadito de sardina con piparras, el pepito de solomillo de ternera gallega o el de mejillón con su mayonesa de escabeche hablan de verdad, de producto y de conocimiento de su cliente. El pincho de tortilla, con huevos gallegos, se convierte también en una merienda perfecta, para ello se puede acompañar con el ya famoso pan con mantequilla de Virrey, donde el toque de horno perfecto es el secreto del chef.
A cualquier hora del día
Para los paladares más exigentes a cualquier hora del día, la barra de Virrey es el escenario perfecto para disfrutar de una suave ensaladilla rusa con lubina en aceite, la media ración de cecina de Wagyu con almendras fritas o una ostra francesa “Nathalie et Sébastien” procedentes de la isla de Oléron con un nudo más desarrollado y crujiente y su característico sabor a mar, todavía más intenso.
Tanto disfrute merece acompañarse de una copa de espumoso a la medida, como un cava Rimarts Gran Reserva 40 meses del 2017, con sus aromas de fruta madura, tostados y frutos secos o acertar con una elección francesa como el champagne Veuve Clicquot Yellow Label, cosecha emblemática, caramelizada en boca con retrogusto de avellana. Sus blancos transitan entre las D.O. Rías Baixas, Valdeorras, Ribeiro o Monterrei entre otras, siempre tan frescos en boca o sus tintos de La Rioja, El Bierzo o Ribera del Duero, con amplia selección de etiquetas donde escoger.