Manuel Domínguez, reconocido desde hace años en la capital por la calidad de su cocina gallega, da la bienvenida al verano con platos de temporada para disfrutar en la agradable terraza de Lúa, en el Paseo de Eduardo Dato de Madrid.
Manuel se mantiene firme en su objetivo de consolidar Lúa como una casa de comidas cercana, con buen producto y trato familiar, donde el comensal se sienta a gusto. Ahora, con la llegada del buen tiempo, esta experiencia en Lúa se amplía hasta su coqueta terraza, un agradable oasis en medio del bullicio de la capital en el que compartir platos con mucho acento gallego y disfrutar de un terraceo elegante y cuidado, ajeno a toda superficialidad.
El culto al mejor producto gallego reina en esta casa, también en la terraza, y el pulpo a feira, el salpicón de marisco o la raya en caldeirada siguen siendo las estrellas de la carta. Durante la temporada estival, entran también en escena platos frescos como el gazpacho de melocotón o la ensalada de arenque marinado con mango y granada, entre otras propuestas. Manuel ha actualizado su restaurante, tanto estética como conceptualmente, para volver (aún más, si cabe) a sus raíces, a las de la tradición y la cocina más libre, a la sencillez plasmada en platos para compartir y disfrutar. Así, en la carta se muestran platos como la ensaladilla de marisco, las cocochas en salsa verde, la costilla de vaca gallega glaseada o la ya famosa tarta líquida de Santiago.
Lúa, que significa ‘luna’ en gallego, es el proyecto personal de Manuel, que lleva casi veinte años dando de comer al público madrileño. En 2012 Lúa dejó su pequeño comedor de la calle Zurbano, dónde sólo ofrecía un menú degustación único, para mudarse a su ubicación actual, en Eduardo Dato, con un local más amplio y luminoso. Este nuevo espacio permitió introducir una carta que ha convivido durante años con el menú degustación y que cada vez gana más adeptos, por su frescura y su versatilidad. La vuelta al origen, a las recetas de siempre y a los sabores reconocibles hacen que Lúa sea una de esas direcciones que son promesa de acierto seguro.
En la bodega, cuenta con unas 150 referencias nacionales e internacionales que incluyen auténticas rarezas y una discreta selección de champagnes de pequeños productores. Además de unas botellas muy singulares: un vino propio, A Tiro Fijo, blanco y tinto, de Ribeiro, elaborados ambos en exclusiva para el restaurante por la bodega orensana Coto de Gomariz a partir de varietales autóctonas.
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