Siempre necesitamos volver a la esencia para alcanzar la gloria y de ello, sabe mucho Prístino. Este restaurante del centro de la capital basa su cocina y lo que se cuece en sus fogones en esa esencia de los productos, en lo primigenio del hecho de comer, en lo prístino. Bajo una luz cálida y en ambiente distinguido que te hace sentir en un lugar donde lo selecto cobra sentido, este restaurante da la bienvenida a sus comensales con un trato exquisito consciente de que el ritual de salir a comer o a cenar empieza en el mismo momento en el que cruzas el umbral de un establecimiento.
El término ‘prístino’ se refiere a lo que se mantiene inalterado, puro, tal como era en su forma primera u original. Vuelta a la forma de toda la vida pero, adaptada en su ambiente al gusto de hoy. Una palabra que define a la perfección el sentir de este establecimiento y lo que cada día persigue en sus fogones: volver a los orígenes de la cocina madrileña, para disfrutar como antes de los sabores que nos hacen únicos.
Como bien dicen los más selectos chefs de nuestro país, para desarrollar una alta cocina de vanguardia hay que empezar por una alta cocina tradicional, hay que empezar por la esencia de lo que comemos, por dominar los platos esenciales que desde hace décadas son los representantes de la gastronomía española. Esta ‘Casa de Comidas Contemporánea’ ha convertido esa comida tradicional en contemporánea, apta para todas las décadas, modas y años. Una cocina que nunca falla porque alude a lo más profundo y particular de cada comensal: el sentido del gusto. Cada uno tiene un gusto pero todos compartimos el sentido del buen comer, de los productos de calidad y de esa cocina que por un momento nos traslada a esos platos que se hacen desde generaciones atrás y que es el mejor legado que puede tener la cultura española.
La propuesta gastro de Prístino consiste en platos clásicos, marcados por sabores de toda la vida, en los que se combinan la tradición madrileña con técnicas de cocina modernas. Por ello, para un momento de tanta tradición y arraigo como es la Navidad, este restaurante se convierte en el lugar perfecto donde festejar y brindar por todo lo bueno y lo que está por venir en la que es la Navidad más esperada. Un espacio único, en el que dejar por unas horas de lado el ajetreo de estas fechas y sentir que se para el tiempo para solo disfrutar.
La Navidad más “Prístina”
Toda celebración debe estar marcada por un punto de distinción, que este establecimiento lleva a su máxima expresión. Prístino cuenta con espacio preparado para acomodar a 114 comensales en el interior y 36 más en la terraza, donde sorprender a los invitados en un ambiente exclusivo, cálido y elegante. Son esas tres palabras los adjetivos por excelencia de la Navidad y, por ello, Prístino ofrece tres menús especiales con los que degustar los platos más significativos que se elaboran en el corazón del local: los fogones. Tres propuestas gastronómicas diferentes pero caracterizadas por el sello de esta casa, cuyo precio por persona oscila entre los 45 y los 65 euros incluida la bebida y compuestos por entrantes a compartir, segundo y postre.
El primero de estos menús ofrece al comensal para compartir ensaladilla rusa de toda la vida, croquetas melosas de jamón y tortilla de patata ‘Cinco Vuelcos’. Como plato principal, el comensal podrá elegir entre dos de sus platos más representativos: arroz meloso de carabineros y pluma de ibérico con puré de chirivía. Como postre, el toque dulce lo aportará la tarta de queso con coulis de frutos rojos.
La segunda propuesta de Prístino para celebraciones tan importantes como las fiestas navideñas, incluye para compartir jamón ibérico de bellota, ensaladilla rusa de toda la vida, croquetas melosas de jamón y callos con morro y pata. Rape a la brasa con patata panadera o solomillo de ternera con verduritas serán las dos opciones que tendrán los comensales para elegir su plato principal. El de Chocolate será el postre estrella de este menú para los amantes del cacao más puro.
El tercero de los menús consiste en entrantes a compartir compuestos por jamón ibérico de bellota, ensaladilla rusa de toda la vida, pulpo a feira con su patata y callos con morro y pata. En esta ocasión como segundo habrá que elegir entre chuletón de vaca con fritas y padrón o rodaballo al horno con patata panadera. El broche del oro de menú será a elección del cliente entre el de chocolate o torrija con helado de leche merengada.
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