Un plato con siete siglos de tradición, que se sirve en rodajas con sala hoisin, cebolleta china y pepino y se come envuelto en unas crepes especiales. La carta de Shangrila hace un repaso por la cocina tradicional china “como la de las abuelas”, poniendo el foco en estas pequeñas empanadillas al vapor, junto con salteados tradicionales, tallarines caseros y platos picantes, todo a un precio asequible.
El pato laqueado es uno de los mayores tesoros del recetario chino y el gran representante de la cocina asiática en la cultura occidental actual. Originario de la ciudad de Pekín, ya se preparaba para los emperadores en el siglo XIV. En Madrid, no hace falta pertenecer a la familia imperial para poder degustarlo de una forma auténtica y además, casera. El restaurante Shangrila (Leganitos, 26. Madrid) ofrece esta delicatessen en su versión más auténtica: como se comería en una casa china. Se degusta, como manda la tradición, en rodajas, sobre una crepe china con salsa hoisin, cebolleta y pepino en tiras.
Dimsum bar
Shangrila es, además, un dimsum bar. Es decir, un comedor especializado en estas pequeñas empanadillas al vapor, rellenas de verduras, gambas o carne de cerdo y ternera, tan tradicionales de la cocina china. Están elaboradas a mano y de forma casera por el cocinero del propio restaurante. Igual de caseros son sus salteados y tallarines (que siguen la receta de la abuela de uno de los propietarios) y platos picantes que encajan a la perfección con los paladares madrileños. Y de verdad, sus platos están enamorando a los madrileños, a juzgar por las largas colas que hay todos los días para entrar.
Shangrila se ubica en el mismo espacio que el primer restaurante chino que abrió en Madrid en 1963 y de idéntico nombre, aunque ha pasado por otras vidas, y que sus actuales propietarios han querido recuperar. (Se reabre de la mano de los refundadores actuales de El Buda Feliz). Auténtica comida tradicional china, en la calle más ídem de Madrid: Leganitos, al lado de Gran Vía, donde la población asiática tiene negocios para sus compatriotas. Como muestra, la carta está escrita en japonés, chino y koreano. Y también, claro, en español y en inglés.
Un poco de historia
En 1962, tres jóvenes cocineros chinos de Hong Kong llegaron a Madrid y meses después entraron a trabajar en el primer restaurante de este tipo de comida en la capital, un espacio que venía a sacudir el panorama gastronómico de la ciudad. El concepto era de lo más exótico que se podía concebir en aquellos tiempos. Los misterios del lejano país se revelaban a través de la decoración, el personal y, sobre todo, las especialidades del establecimiento.
Ahora este nuevo Shangrila ofrece una cocina genuinamente china, con recetas caseras traídas directamente de ese país, a las que se les da un toque personal. Por ejemplo, los tallarines chinos con salsa de la casa es una de las recetas que hace la abuela de uno de los propietarios, al igual que la sopa de tallarines caseros o el dim sum triangular de fécula de patata relleno de carne. Todos, platos de la región de Qingtian, famosa por sus campos de arroz con peces.
Aparte de los dimsum (que también sirven en formato sopa), la carta ofrece una gran variedad de salteados: de pollo, ternera, gambas, todos con verduras del país, como loto, espárragos, col y berenjena chinas…; sopas y tallarines en multitud de variantes, Además de unas exquisitas costillas de cerdo y pato asado. En el apartado picante, destacan las sartenes de pollo, ternera, gambas o calamares con verduras.
Segunda generación china en España
Shangrila Dimsum Bar llega de la mano del mismo grupo empresarial que reabrió con éxito hace unos años el antiguo restaurante El Buda Feliz. Se da la coincidencia o ¿es la buena suerte china? de que este grupo empresarial también se llame Hermanos Shangrila. Estos emprendedores, segunda generación china en España, crearon hace unos años un grupo hostelero especializado en comida asiática. Se trata de Alonso Zhan Zhu, Alex Zhu y Alex Ye que en este recién estrenado restaurante tienen más socios para dar forma a la nueva oferta del establecimiento.
Los tres primeros pertenecen a la segunda generación de ciudadanos chinos que llegaron a España en los años 70 y 80 para poner en marcha negocios de restauración en ciudades como Salamanca, Badajoz o Bilbao. Tras cursar estudios universitarios en España y poner en marcha empresas de diversa índole, además de mantener negocios de hostelería, los tres confluyeron en Madrid con una pasión común por la gastronomía que habían aprendido en su infancia en los restaurantes familiares. Fruto de esta pasión nació la idea crear un nuevo modelo de hostelería que diera a conocer mejor al público occidental la diversidad de la riqueza culinaria china y que huyera de los tópicos de la oferta creada para amoldarse a los gustos españoles décadas atrás. “La comida china es muy variada y nuestro proyecto es seguir creciendo con la apertura de locales temáticos en torno a las especialidades gastronómicas de las regiones de nuestro país, donde las cartas estén claramente diferenciadas”, concluyen.
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